lunes, 19 de diciembre de 2011

Galletas con superpoderes


Mi siguiente receta es un experimento, quería probarla por curiosidad. ¿Funcionaría o no? Un amigo me había asegurado que el plátano funciona como sustitutivo del huevo en las recetas dulces. Yo, aunque entiendo porqué una persona moralmente decide dejar de comer bichos; soy una escéptica vegetariana. En la parte práctica quiero decir, la de encontrar alimentos sustitutorios para algunas cosas (de toda la discusión moral y ética que se puede extraer no estoy hablando, porque no parece que eso encaje en un blog de repostería y cine, aunque si a alguien le apetece, podemos iniciar un debate en los comentarios).


Prometo que en las siguientes recetas habrá más y mejores fotos del proceso y del resultado

INGREDIENTES:
- 2 tazas y media de harina
- 1 taza de azúcar (yo he usado mitad blanco, mitad moreno)
- 1 cucharadita de levadura de repostería
- 1 cucharada de canela (siempre suelo añadirle algo más de lo que indica la receta, porque me gusta mucho la canela)
- 1 pellizco de sal
- 1 plátano (cuanto más maduro mejor)
- Media taza de margarina a temperatura ambiente

Para la decoración:
- 2 tabletas de chocolate blanco
- Colorantes líquidos alimentarios de Vahiné
- Sprinkles (de Vahiné otra vez)



RECETA
Aplastamos el plátano hasta hacerlo papilla y mezclamos con la margarina y el azúcar hasta hacer una masa con consistencia de pomada.
En otro bol, tamizamos la harina con la sal y la levadura y se lo adjuntamos a la mezcla del plátano. Tiene que quedar una masa sin grumos, mi consejo es que lo amases con las manos, es más sencillo y se va a mezclar mejor, ¡y es más divertido!. No la pruebes, porque te la vas a comer entera... ahora sabe más a plátano que una vez hechas.
Haz una bola compacta y métela en una bolsa de plástico. Lo mejor es que te busques algo que hacer (yo no quiero decir nada, pero tienes el tiempo perfecto para ver la película relacionada...), porque van a tener que estar en la nevera un par de horas para que se endurezca.

Tic Tac
Pre-calienta el horno a 200ºC y prepara una bandeja, yo le puse papel albal por encima, para que luego no se peguen.
Coge harina y espolvoréalo encima de una superficie y saca la masa de la nevera. Déjala sobre la harina y extiéndela con un rodillo. Tiene que quedar toda la superficie con un grosor de alrededor de 1 centímetro, aunque a mi me suelen gustar un poquito más gorditas. Con los cortadores vete haciendo las formas y vete dejándolas en la bandeja que has preparado previamente. Mételas al horno durante unos 20 minutos. Pero vigílalas, que es mejor que no se quemen. Pínchalas para ver si están ya. El truco está en sacarlas cuando los bordes empiezan a ponerse doraditos. Sácalas y déjalas enfriar (despégalas del albal, aunque es bastante sencillo), que para decorar tienen que estar frías.

A la hora de decorar, hice algunas exclusivamente veganas, y otras (las que se ven en la foto son parte) solo vegetarianas, porque llevan chocolate blanco y leche y eso no es vegano...
Derrite las tabletas de chocolate blanco con unas gotas de margarina (la margarina le da brillo, pero se quema mucho más fácil) con cuidado de que no acabe churruscado y en la basura. Sepáralo en tantos boles como colores quieras y coloréalo con el colorante. Vete echando de gota en gota, que siempre podrás darle más intensidad, pero no quitársela. Y ahora decorarlas al gusto.
Yo he usado cortadores con forma de corazón, estrella, árbol de Navidad (muy apropiado para las fechas) y unas con forma de donut, pero como lo del centro también se cortaba, pues he aprovechado para hacer galletas botones.



RESULTADO
Puedo decir a boca llena que quedaron buenísimas y ni siquiera se notaba que la mezcla está cuajada de plátano. Realmente no saben a plátano. Y a cualquiera que no lo supiera, le podían colar como galletas normales. 100% recomendable.
Eso sí, en mi manía de hacerlas de colores, tinté de azul la mitad de la masa. La otra parte las hice naturales. No le afecta al sabor, pero sí es cierto es que puede afectar a la cocción. Al ser de otro color, es más difícil controlar si éstas están bien hechas y no se están quemando. Otra vez, la prueba del palito es esencial. A mi me quedaron un poquito duras, pero es que también me gustan así...
Estaban para comérselas, con esos colores y ese sabor...



PELÍCULA
Para entender por qué he titulado galletas con superpoderes, sólo hace falta ver esta escena de la película que he elegido:


Scott Pilgrim vive en Toronto. Scott Pilgrim toca el bajo en un grupo. Scott Pilgrim está saliendo con una chica del instituto. Scott Pilgrim no sabe cortar con las chicas. Pero sobre todo, Scott Pilgrim está enamorado de Ramona Flowers. Pero para poder salir con Ramona Flowers tendrá que vencer a sus 7 malvados exnovios que intentarán matarle.

Argumento absurdo donde los haya, pero es lo que ocurre cuando pones a un canadiense a dibujar. Concretamente al señor Bryan Lee O’Maley después de ver un concierto del grupo Plumtree (también referenciado en la película) con una canción llamada “Scott Pilgrim”. El argumento no son más que unas escuálidas líneas, parece que no va a dar para más, pero a mi hasta se me hizo corta. Y es que esta película que me pareció sinceramente descacharrante, está basada en los 6 tomos del cómic que dibujó este caballero. La película la dirigió en 2010 otro señor llamado Edgar Wrigth (que tiene otras joyas como Zombies party).

El cómic

De la “precuela” de la película a la “postcuela”. Vamos, que en realidad no son antes o después de la historia de la película. Pero después del film, salió el videojuego. Es un beat’em up clásico, vamos, el de ir consiguiendo vidas extras mientras pateas el culo a otros señores, pero con muñecotes graciosos, perfecto para los veteranos y los nostálgicos (y para jugar en grupo o cuando necesitas aporrear algo). Retro total, y con el mismo sentido del humor delirante de la película. Pero ¡he venido aquí para hablar de mi película!

Scott Pilgrim es uno de esos nombres que tienen que ser compuestos, que no los puedes separar. A él le da vida Michael Cera, el jovencito que dejó embarazada a la joven Juno con sus pantalones cortos. Lo ves y dices “oh, qué mono”. Esa carita de perfecto pringado, de a quien le va a pasar de todo. El qué mono de quien puede aspirar a ser nuestro osito preferido. Y es que no podía haber otro actor mejor. Además tenemos al hermanísimo de Macauly Culkin (Kieran) en un papel en el que no podemos dejar de imaginar con mucho sarcasmo (por nuestra parte digo) al prota de “Solo en casa” sin que nos deje de resultar bizarro. Compañero de piso de Scott Pilgrim, lo conoció de alguna forma gay que Scott Pilgrim desconoce. Y por supuesto Ramona Flowers (interpretada por la actriz Mary Elizabeth Winstead), la chica de la que se enamora Scott Pilgrim. Cambia el color de su pelo con la misma facilidad que yo lo hago de nueva mejor obsesión (es posible que como yo, al final se quede con una) y es capaz de viajar por el subespacio. Y es por su culpa que Scott Pilgrim tiene que luchar contra sus 7 exnovios. ¿Qué tendrá esta chica que a todo el mundo le mola?

Si esta película es un referente es por las incontables bromas, referencias y gags a un mundo de freaks o nerds que hace. Videojuegos (el “one up” de Mario, la canción de la ocarina de Zelda, los KO a lo Street Figther….), cómics (el parche que Scott se quita y arroja es el mismo que el de los mutantes de X-Men, referencias a los 4 fantásticos en forma de camiseta…), películas de culto… Todo un caldo de cultivo para aquellos a los que les haga gracia el metalenguaje audiovisual (¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!).

Otra de las cosas que llaman la atención es la especial banda sonora. Ni mejor ni peor. Como todas las partes en la que la banda del protagonista “lucha” contra otra banda. Esa banda en la película se llama “Crash and the Boys”; y aunque no con ese nombre existe realmente bajo el nombre de “Broken Social Scene”. Aquí una de las canciones (I'm so sad, so sad) más… sorprendentes de la película.

Y para acabar con un fin. El de la película. O mejor dicho, el del DVD y el del Blu-ray. Y es que en los extras, hay rodado un final alternativo. No soy capaz de encontrar algún enlace, parece que ha sido borrado de la red de redes, pero para quien le interese, Scott Pilgrim hace una elección diferente, sin puertas.



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