viernes, 16 de marzo de 2012

Tarta de plátano y canela con crema Chantilly


Es una tarta un poco trampa... Pero quedó rica!

Buenos días! Vuelvo a la carga con una receta vieja (antes de que este blog fuese concebido como tal) y por eso no tengo ni una foto del proceso ni una foto decente del final. Lo de que es un poco trampa lo digo más que nada porque la crema chantilly la compré "hecha", es decir, que seguí las instrucciones de la caja y ya está. En otra ocasión probaré a hacerla de cero y si me sale algo decente ya os contaré cómo va :)


INGREDIENTES Y ÚTILES

Útiles
· Molde. Yo utilicé uno redondo de silicona, me resulta mucho más cómodo y nos ahorramos en el enharinar y demás.
· Palillos.
· Lengua.
· 3 boles. Dos grandes, uno para la masa y otro para la crema chantilly y un tercero mediano para el plátano.
· Tenedor y batidora.
· Cuchara sopera. Para distribuir la crema es indispensable!

Para la masa
· Un yogurth griego y medio. Como en mi receta anterior, lo usaremos como medida.
· Dos medidas y media de harina.
· Dos medidas de azúcar.
· 2 huevos.
· Canela. Esto va un poco al gusto, pero tenemos que tener en cuenta que la canela da mucho sabor.
· Un sobre de levadura.

Para la cobertura y decoración
· Crema chantilly. Yo compré dos cajitas de la marca Royal, y la verdad es que me gustó mucho el sabor.
· 250 ml de leche fría. (125 ml por caja)
· Nueces como decoración.
· Sirope de azúcar de color rosa.

Para el relleno
· 2 plátanos grandes.
· Media medida de miel. Personalmente adoro la de brezo.
· Una nuez de mantequilla.



RECETA

· La masa
Precalentamos el horno a 200º. Después de diez minutos, lo bajamos a 180º.
En un bol, ponemos el yogurth y el azúcar y batimos de forma suave hasta que esté ligado. A continuación incluimos la harina y la canela y batimos de nuevo.
Cuando tengamos una pasta cremosa, añadimos los dos huevos y la levadura y volvemos a batir.
Vertemos la mezcla en nuestro molde y horneamos unos 15-20 minutos, hasta que el palillo salga limpio.
Es muy importante que el bizcocho se enfríe del todo, porque la crema si no se derretirá y no nos servirá para moldearla.
Una vez frío, lo cortamos por la mitad y vaciamos un poquito el interior (podéis comer ahora, para... ehm... comprobar que os ha salido bien. Eso.), dejando los bordes más altos que el centro, para que el relleno tenga un hueco mayor.

· El relleno
En un plato hondo aplastamos los plátanos hasta que quede una masa con trozos informes.
Calentamos una sartén con la nuez de mantequilla. Después le echamos la miel y cuando hayan ligado (hey nena, ¿quieres ser mi ingrediente perfecto?)incorporamos el plátano machacado, mezclándolo todoy haciendo que la miel, el plátano y la mantequilla queden hechas una masa.
Después, dejamos reposar hasta que quede templada y la vertemos con cuidado en el bizcocho. Mi consejo es que lo hagáis a poquitines, para el bizcocho chupe bien y quede más jugoso. Cuando hayamos incluido todo el relleno, tapamos y lo metemos a la nevera, donde lo ideal sería que reposase durante media hora.

· La cobertura y decoración
En un bol grande echamos los 250 ml de leche bien fría y a continuación agregamos los sobrecitos de la crema chantilly, batiendo suavemente al principio durante unos treinta segundos y a velocidad máxima durante cinco minutos. La crema tiene que quedar algo intermedio entre nata montada y merengue. Por supuesto, sin ningún grumo.
Cuando consideremos que el pastel está lo suficientemente frío, echamos la crema por encima, recubriendo la parte superior y los costados del bizcocho. Cuando lo hayamos dejado al gusto, lo volvemos a meter en la nevera.
Una media hora más tarde, lo volvemos a sacar y agregamos la decoración: Yo añadí sirope sin sabor de color rosa y nueces cortadas por la mitad, pero la elección es vuestra :)



PELÍCULA

Qué obvio parece, ¿verdad? Monos y plátano, siempre asociado en nuestras cabezas. Pero, ¿y la crema? ¿Y las nueces? ¿Y el colorante de fresa? ¿Y la canela? Por eso mismo he escogido esta película: Al principio parece todo muy básico, muy normal y sin embargo se va hilando, embrollando y ¡plof! hay un cacao impresionante. No me pareció una película muy profunda, tampoco os voy a engañar, pero personalmente me gustó.


El origen del Planeta de los Simios - 2011



Esta película fue dirigida por Ruper Wyatt, con idas y venidas en las fechas de estreno, aunque al final vio la luz en agosto de 2011. Es una película que como ya os he comentado parece sencilla: Will Rodman, científico enfrascado en una cura contra el Alzheimer parece encontrar una vacuna que previamente ha sido probada en chimpancés. Sin embargo, el día de la presentación algo falla y su exposición fracasa. Al volver al laboratorio descubre un nuevo huésped, una cría de chimpancé que se lleva a casa y al que cría.


Me gusta sobre todo la forma que tiene de transmitir la relación entre mono y humano, creo qu es la principal razón de por qué te quedas pegado a la pantalla, esperando saber más. También me gustó mucho que la precuela de El planeta de los simios fuera creíble, sin contar muchos spoilers, simplemente diré que si das un par de vueltas a lo que se puede llegar a hacer en laboratorios por el progreso y por el bien, entiendes perfectamente que lo que pasa en la película podría llegar a ocurrir.

lunes, 12 de marzo de 2012

Cupcakes de experimentos de fresa

Aburrida en casa y con proyectos flotando en mi mente (y con el producto estrella de estos cupcakes recién llegado por correo ¡y qué ilusión!), no tenía más remedio que bajar al supermercado a por mantequilla y azúcar glas. Me voy a dejar los dineros en esto.
Además, me sirvió para hacer un poco menos triste a un amigo que estaba un poco catacrocker (atención al final del artículo, que le hice una pequeña sorpresa).
Pensando que no me iba a dar tiempo y con curiosidad por mi nuevo ingrediente, me puse manos a la obra siguiendo una receta de Alma (¡cómo no!). Redoble de tambores para presentarlos:

CUPCAKES DE NESQUIK DE FRESA







INGREDIENTES para 18 cupcakes

para la masa:
- 2 huevos
- 220 gr. de azúcar
- 150 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 220 gr. de harina
- 1 sobre de levadura
- 120 ml. de leche
- 5 cucharadas colmadas de Nesquik de fresa
opcional:
- colorante rosa Wilton

para la buttercream:
- 150 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 250 gr. de azúcar glas
- 60 ml. de leche
- 4 cucharadas colmadas de Nesquik de fresa
opcional:
- colorante rosa Wilton
- colorante azul Wilton



La joya de la corona


RECETA

Ponemos a precalentar el horno a 180º.
En un cuenco, mezclamos bien el azúcar con la mantequilla, hasta hacer una pasta homogénea. Le añadimos los dos huevos y batimos bien. Tamizamos la mitad de la harina junto con la levadura y batimos con la batidora hasta que se integre.
En ese momento, en un vaso, mezclamos la leche con el Nesquik intentando que no se quede en el fondo. Vamos a conseguir un color rosa bastante llamativo. Se lo añadimos a la mezcla hasta que se integre. Tamizamos el resto de la harina, hasta que quede la mezcla final.
Es opcional, pero podemos añadirle colorante rosa hasta que consigamos el color que queremos, en este caso un rosa palo.



Rellenamos las cápsulas con la mezcla, siempre llenando solo un 2/3 de cada papelito. Como eran cápsulas que no había usado nunca, les he puesto dos, para que no quedaran deslucidas. Aunque realmente no hacían falta. Eso sí, meterlos en un molde de silicona para que no de desparramen, ayuda.


Primera hornada

Para las 3 últimas cápsulas, he añadido más colorante rosa, porque quería ver cómo podían quedar unas que fueran rosas de verdad.



Ponemos las cápsulas en la bandeja y horneamos sobre 22 minutos. Vamos pinchando las masas con un palito y si sale limpio, están hechas. Entonces, sacamos la bandeja del horno. Esperaremos 5 minutos, los suficientes como para poder coger los moldes. Como no tengo mucho sitio en la cocina, los he ido poniendo por todas partes.



Procedemos igual con la segunda bandeja. Los que eran rosas de verdad, quedaron... ¡rosas!



En otro cuenco, mezclamos los ingredientes para la buttercream: batimos a velocidad baja la mantequilla con la mitad del azúcar glas. Volvemos a mezclar en un vaso la leche con las cucharadas de Nesquik. Se lo vamos añadiendo poco a poco a la mezcla y vamos sumando el azúcar también. Aumentamos la velocidad de la batidora. Debería quedar una pasta con consistencia como la de la pasta de dientes. Y coloreamos al gusto. Como yo quería dos colores diferentes, he repartido la mezcla en dos bols diferentes.

Metemos el buttercream en la manga pastelera y a decorar.


RESULTADO


Tenía muchas esperanzas puestas en este experimento. Pero como siempre, el tiempo apretaba, y el decorado vuelve a ser mi punto débil. Quedaron monos, pero no como yo quería. Como de costumbre, ante los problemas, tuve que apelar a la repostería creativa. O lo que es lo mismo, a improvisar frente a pequeños problemas. Ante la presión de tener que recoger todo antes de que llegaran el resto de habitantes de mi casa para que no se encontraran con el guirigai montado, se me echó un poco el tiempo encima.Tuve problemas con la buttercream, no quedó lo suficientemente poco líquida, por lo que tuve que improvisar. Bueno, podía hacer dibujos, entonces. Y bueno, experimentos con las cápsulas nuevas que compré. Blancas con lunares a colores. Como no sabía cómo iban a funcionar, puse dos papelitos por cupcake, aunque después vi que no hacía falta. A pesar de que se acaban trasparentando un poco. Veremos cómo quedan los otros que compré. Las cápsulas de papel, mi nueva mejor subobsesión.A mi particularmente, de sabor me gustaron bastante (y tengo que reconocer que durante el proceso me hice un pequeño batido de Nesquik, que me apetecía probarlo) y me hacía especial ilusión que quedaran de un rosa vistoso. Parece que en general han gustado, aunque tengo una opinión discordante: a mi hermano no le gustaron. Y mi testeador opinó que le faltaba relleno.


Pero bueno, notas finales:
-Experimento: satisfactorio
-Decoración: aprobado raspadito
-Proyecto: en conservación (tengo planes para ese Nesquik)
-Observaciones: el buttercream de Nesquik de fresa y yo volveremos a encontrarnos. Puede que no sea hoy, puede que no sea pronto. Pero ocurrirá.






PELÍCULA

Visto el look que he dado a mis cupcakes, solo puedo empezar con una banda sonora. Antes de que salga ninguna imagen juguemos a adivinar, ¿qué peli es?



Y el trailer:


Película francesa de 2001, llegó al corazoncito de mucha gente. Ese francesa significa que tiene su estilo y quizá su sensibilidad particular. Aunque es hacer una generalización, lo cierto es que película francesa no significa Hollywood. Y eso supone que o amas Amèlie o la odias. Porque es.. tan francesa...
Año 1997, París. Amèlie es una joven camarera que decide que va a cambiar su vida cuando se entera de que Lady Di ha muerto en un accidente de tráfico. Ese día descubre que en su baño hay escondida una pequeña caja con juguetes, fotografías y cromos que un niño escondió hace ya cuarenta años. Decide buscarle para devolvérselo y si él se alegra, decidirá dedicar su vida a ayudar a los demás.



"Amélie no es una chica como las demás. ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Notre-Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. Creció y se convirtió en camarera en un bar de Montmartre cuya propietaria es una antigua jinete circense. la vida de Amelie es sencilla: le gusta tirar piedras al Sena, observar a la gente y dejar volar su imaginación. De repente, a sus veintidós años, Amélie descubre su objetivo en la vida: arreglar la vida de los demás."

Es una película bonita, que además, crea en mi cierta ilusión de identificación. La imagen de París, idílica, con su torre Eiffel y con la promesa de ese aire romántico que le hemos dado. Se trata de una película pequeña. La protagoniza Audrey Tatou, la que ahora se considera la musa del cine francés, una chica de cara dulce.

También hay que hablar del color. En toda la película el color nos rodea, como si fuera magia. Las cosas pequeñas, los detalles, son las que hacen grande esta película. Una obrita para ver acompañados de estos cupcakes. O puede que de unos croissant.




Como este post ha sido escrito a la sombra de algunos malos momentos, tanto propios como ajenos, dejo este video para combatirlos:





Y mi pequeña sorpresa para mi amigo, que no tiene mucho que ver con el estilo de este artículo:

viernes, 9 de marzo de 2012

Bizcochos Jaspeados de Chocolate y Fresas

Bueno, lo primero de todo: Buenos días!


Sí, sigo viva y no me han amputado las manos tampoco, pero entre que soy tirando a vaga y que tengo poco tiempo libre... Pues eso, que aquí estoy, desde aquel primer y lejano post de bienvenida para traer uno de los pocos experimentos que he ido recopilando.

La receta que traigo a continuación fue utilizada como postre para niñas, así que me empeñé en que fuese blanco, con chocolate y fresas y muuuy esponjoso. Y dulce, claro. Ante todo tendréis que disculpar la falta de fotos, en este y en mis siguientes post vamos a andar un poco escasos de ellas.


Perdón por a calidad de la foto... Aquí la buttercream se estaba derritiendo
y el fondant quedó ajado por el calor, pero sólo eran para comer, no para enseñar XD


INGREDIENTES Y ÚTILES

Útiles
· Moldes. Sí, lo sé. Suena a perogrullo, pero tenemos que tener en cuenta cuántos vamos a hacer y de qué tamaño. Yo utilicé tres medianos, con forma semioval y no sobró apenas nada de masa.
· Palillos. Palillos everywhere. ¿Por qué? Para medir si están hechos o no, para mezclar el chocolate con el resto del bizcocho, para sujetar la fruta al postre...
· Lengua. No la nuestra. Bueno, no para cocinar al menos. Pero este utensilio es mágico y especial para mí y lo uso muchísimo.
· 5 boles. Uno grande para la masa, dos medianos para el chocolate y la buttercream y dos pequeños para la pasta de chocolate que mezclaremos con el bizcocho y las fresas troceadas.
· Tenedor y batidora. Los englobo en lo mismo, porque los uso para lo mismo.
· Rodillo. Para alisar la fondant es indispensable.
· Alisador. En principio para que nuestro fondant quede perfecto, pero se puede utilizar para el chocolate de coberturas también.
· Manga pastelera. Tenemos que hacer virguerías con nuestra buttercream!

Para la masa
· Un yogurth griego. El propio envase del yogurth será la medida, suelen ser 125gr, pero depende de la marca que cojamos aumentará el tamaño.
· 3/4 partes de la medida de un yogurth de nata líquida. Personalmente suelo utilizar la que viene preparada para montar.
· Dos medidas y media de harina. Manías personales, suelo usar la de repostería.
· Dos medidas de azúcar.
· 3 huevos.
· Una medida de Cacao en polvo. Yo prefiero Neskuik, porque se mezcla mejor.
· Mermelada de fresa.
· Un sobre de levadura. Siguiendo con las manías, prefiero la de Vahiné.

Para la cobertura
· Fondant blanco.
· Chocolate con leche para postres. Una tableta por pastelillo que queramos hacer si el molde es grande.
· Media medida de nata líquida.
· Una nuez de mantequilla.

Para la buttercream.
· 200gr de mantequilla.
· 300gr de azúcar glass. Porque con azúcar normal queda muy rico, pero crujiente.
· Un par de fresas naturales.


RECETA

· La masa
Ante todo, precalentamos el horno a 200º. Yo suelo poner una alarma de diez minutos, y pasado ese tiempo, lo bajo a 180º.
Cuando escojamos los moldes, hay que tener en cuenta que se deben enmantequillar y enharinar bien, porque a la hora de sacar nuestro postre va a ser un cristo si no.
En un bol, ponemos el yogurth, la nata y el azúcar y batimos de forma suave hasta que esté ligado perfectamente y nos quede una pasta cremosa. A continuación incluimos la harina y batimos de nuevo. Yo suelo utilizar primero un tenedor y después la batidora, para que la harina no nos salte por toda la cocina. (Que sí, me ha ocurrido)
Cuando tengamos una pasta decente, echamos dos de los huevos y la levadura y volvemos a batir.
En un cuenco aparte, mezclamos el huevo que hemos reservado y el chocolate en polvo, hasta que tengamos una pasta y no quede polvo de chocolate por ningún lado.
Cuando tengamos todo a punto, echamos en los moldes la masa de yogurth, nata y demás. Después, con cuidado y un palillo, vertemos la pasta de chocolate y removemos: Cuando el bizcocho esté listo y lo cortemos, saldrán unos dibujos jaspeados de color chocolate.
Esperamos unos 15-20 minutos a que queden cuajaditos y el palillo salga limpio.
Una vez sacados del horno, y después de esperar unos minutos a que se enfríen, desmoldamos y les vaciamos la mitad superior: Ahí metermos la mermelada de fresa. Tapamos de nuevo y los dejamos traquilos a que se enfríen del todo.

· La cobertura
En una olla pequeña, echamos las tabletas de chocolate, la mantequilla y la nata y a fuego lento, vamos removiendo hasta que los ingredientes se mezclen totalmente y nos quede una masa ligera pero consistente.
Con los bizcochos ya preparados, vertemos la pasta por encima con ayuda de la lengua y hacemos que se cubran enteros. Una vez cubiertos, los metemos a la nevera para que el chocolate se enfríe del todo.
En una superficie plana cortamos la parte del fondant que vayamos a utilizar y la aplanamos con el rodillo. Personalmente no me gusta que sea muy gordo, pero como eso va según manías personales, os invito a probar grosores hasta dar con el que os guste.
Como era la primera vez que utilizaba fondant y no sabía muy bien cómo trasladarlo, puse un film transparente entre la mesa y él para colocarlo encima de los bizcochos con mayor comodidad.
Quedó bastante plano y no hizo falta adaptarlo mucho, pero sí que os recomiendo que tengáis a mano un alisador por si acaso.

· La buttercream
Es importante que tengamos la mantequilla a temperatura ambiente durante todo el proceso de cocina, porque va a ser mucho más fácil de utilizar y mezclar.
Personalmente me encanta mezclar con fruta natural la buttercream: Le da un sabor diferente y si no tienes colorantes (como era mi caso en ese momento) le da unos tonos pastel muy bonitos. Pero vamos a ello, que comienzo a desvariar y no termino.
Como recomendación, yo parto la mantequilla en láminas finas, porque así será más fácil mezclar. Cuando la tengamos ya en un bol, echamos el azúcar glas (poco a poco, porque al ser más polvo que azúcar, así evitaremos que salte por los aires) y batimos a una velocidad moderada. Lo ideal para la buttercream es que tenga consistencia de pasta de dientes.
En otro bol diferente, troceamos las fresas y hacemos pulpa con ellas; una vez conseguido vertemos en el bol de la buttercream y volvemos a batir.
El resultado será una buttercream rosada con trocitos de fresa (lo suficientemente pequeños como para pasar por la boquilla de la manga pastelera pero con el color rojo de la fresa y su textura).

· La decoración
Cuando ya tengamos la buttercream lista y los bizcochos cubiertos por el fondant y fríos, llega lo divertido: Ponemos la crema mantequillosa en nuestra manga pastelera y decoramos como nos de la gana.
Personalmente puse en la parte superior un pequeño nido de buttercream y sobre ésta, una fresa natural entera.


PELÍCULA

Esto era para tres niñas adorables, y hay una película que me marcó cuando yo era una niña adorable (porque por íncreible que parezca también lo fui). Es la primera que me vino a la cabeza cuando pensé en películas infantiles, porque aunque no hubiese muchos pasteles en esa época, aún hoy me parece muy dulce.

En busca del Valle Encantado - 1988



Dirigida por Don Bluth, con guión de Stu Krieger (Historia: Tony Geiss, Judy Freudberg), esta película era una de mis favoritas de niña: Tenía dinosaurios (obsesión infantil no del todo olvidada), era de dibujos y los protagonistas eran los dinosaurios chiquititos! Eso me encantaba, porque eran los niños los que hacían las cosas, los que tenían que luchar por conseguir lo que querían.

Lo que nos cuenta la historia es el final de los dinosaurios y cómo éstos buscan una tierra nueva que se rumorea que está a salvo de las desdichas que asolan sus territorios. Después del nacimiento de un pequeño brachiosaurus (Piecito) o "cuellilargo", la manada entera se pone en marcha para llegar a esa tierra prometida. Pero, pasan cosas que hacen que Piecito se separe de su manada y se encuentre solo y perdido. El caso es que poco a poco, va encontrando nuevos amigos que como él, están solos o han sido abandonados y juntos deciden ir en busca del Valle Encantado por su cuenta propia.

Es una película para niños y como tal, para los sobrinos, las hijas, los nietos y las primas pequeñas la recomiendo. Porque a mí me hizo soñar, me hizo dibujar dinosaurios por todos lados y la historia, aunque simple, me hizo creer que los niños también tienen su valor y su fuerza.
Sé que puede parecer una tontería, pero pienso que para los críos es muy importante saber que aunque no sean "grandes" de ellos dependen cosas y por ende, también pueden hacer otras. Que la amistad es importante, porque lo que no logra un individuo, pueden lograrlo muchos y que hay que transigir con las cabezonerías de los demás, porque así los demás tragarán las nuestras.

lunes, 5 de marzo de 2012

Lujo de champagne y fresas


Cuando mi querida coautora de este blog me propone hacer una quedada dulce y dedicar una tarde a reposterizar, ¿cómo decirle que no?. Aprovechando que ella tenía una semana de tardes libres, nos juntamos para hacer malvadidades y comparar técnicas. Aprender, que siempre es bueno. Descubrimos que como en todo, en esto también, cada maestrillo tiene su librillo. Pero siempre puedes aprender cositas.



Luego se nos apuntaron una amiga y el señor de la mi coautora Enara (¡y su cámara de fotos!) a probar los experimentos. Una sesión muy divertida de la que incluso hay un making off en fotos. Con mucha conversación trascendente e intrascendete. Y ataques al bote de nata. Las fotos han salido de salivar, ¡muchas gracias señor Fernando!



De momento, yo subiré mi parte experimental y esperemos que lady Enara suba pronto la suya.
Cuando me propuso la quedada, yo llevaba un tiempo maquinando y haciendo ciertos planes para una botellita de aroma de champán que tenía por casa. Y cuando me dijo que contábamos con una bandeja de fresas, mis sueños se hicieron realidad: dieron forma a estos cupcakes de champán y fresas.





INGREDIENTES (Para 12 cupcakes y un golosillo que rebañe el cuenco)
Para la masa:
- 2 huevos
- 220 gr. de azúcar

- 220 gr. de harina
- 175 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 1 sobre de levadura fresca
- 50 ml. de leche
- 6 gotas de aroma concentrado de champán
- 6 fresas lavadas



Para el buttercream:
- 175 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 200 gr. de azúcar glas
- 4 gotas de aroma concentrado de champán
- Colorante rosa Wilton
- 3 fresas para decorar
opcional:
- brillantina comestible rosa Rainbow Dust


RECETA


Como es tradición ya, ponemos el a precalentar el horno a 180º. Tenían un horno que es maravilloso y pita y hace cosas geniales, pero cada horno es un mundo, que después a la hora de hornear será importante.

En un bol, mezclamos el azúcar con la mantequilla que teníamos sacada hacía rato de la nevera. Cuando esté todo mezcladito, le añadiremos los huevos. Batiremos hasta que la mezcla sea homogénea. En eso momento, tamizaremos la harina mezclada con la levadura, poco a poco. Batimos todo, y si estamos haciéndolo con una batidora eléctrica es mejor hacerlo a baja velocidad al principio.



Le añadimos las gotitas del concentrado de champán. Yo usé 6 gotas, pero es un poco orientativo, se puede echar alguna menos o alguna más. Eso sí, hay que tener en cuenta que estos aromas concentrados son muy fuertes (probad a abrir y oler el bote y ya veréis).



Cortamos las fresas en trocitos y las añadimos a la mezcla, removiendo. La masa está lista.



Rellenaremos las cápsulas hasta 2/3. En este caso, yo usé moldes de silicona variados y un molde de metal con forma de conejito. Si los moldes son de metal habrá que enmantequillar y enharinar antes de ponerles la masa.



Las hornearemos en la bandeja de horno puesta en el centro durante aproximadamente 20 minutos. Como siempre, es esencial la prueba del palito: insertaremos un palito en la masa y si al sacarlo sale masilla, es que aún no están listas. Cuando estén bien horneadas, las dejaremos enfriar. Si vamos a trabajar con buttercream, necesitamos que estén frías, porque ésta se compone sobre todo de mantequilla que al ser grasa, se licua con el calor.



En otro bol, prepararemos la buttercream. Mezclaremos la mantequilla con el azúcar glas primero a baja velocidad y a medida que la mantequilla vaya absorbiendo el azúcar, iremos subiendo la velocidad de la batidora. Seguiremos hasta que todo forme una masa homogénea, ya sabéis, con aspecto de pasta de dientes. Vertemos las gotitas en la buttercream y removemos bien, para que el sabor llegue a todas las partes. Entonces le añadiremos el colorante mediante la sencilla técnica de meter un palillo en el bote y restregar lo que salga en la buttercream. Removemos bien hasta que consigamos que toda la masa tenga el color deseado. Yo quería un rosa clarito.




Metemos la buttercream en la manga pastelera ayudados de una lengua y con la manga vamos adornando los cupcakes, de fuera hacia adentro.




Y adornamos con trozos de fresa lavada. Podemos echarle brillantina comestible también.





RESULTADO


He ido descubriendo que lo mejor es tener una receta base sobre la que ir cambiando y añadiendo ingredientes, porque funciona y jamás es la misma receta.


El acierto de este experimento está en ir encontrando trocitos de fresa cuando muerdes el cupcake. Para mi, de sabor estaban maravillosos, y esta vez no llevaban una gota de alcohol. Pero tenía un poco de miedo escénico, ¿y si a mi coautora no le gustaban? ¡Qué presión! Creo que superé la prueba a pesar del susto inicial. La amiga que se vino a zampar, comentó sorprendida ante el primer bocado que sabían a chuleta. ¿Perdón??? ¿A chuleta??? Creo que más sorprendida me quedé yo.
Luego parece que no, que solo fue ese minúsculo cacho y vete a saber por qué...



Espero que lady Enara y adjunto disfrutaran de los cupcakes.



PELÍCULA


Champán y fresas, un dueto de lujo. Sí o sí nos evoca una noche de pasión y lujuria. Y con esos antecedentes tenía que presentar una película igual de evocadora. Una película de alto voltaje. Sensual. Y sexual. A su manera.

Si pregunto por una escena de cine tremendamente sexual, ¿qué me responderíais? Exacto, aparto el telón para presentar:


Instinto



Casi parece mentira que esta película sea de 1992. Dirigida por Paul Verhoeben, y sobre todo, interpretada por Sharon Stone, es una de las primeras películas calificada como erothriller. La película está rodeada de leyenda. Tanto, que ella misma se ha convertido en una. Como el video que acompaña a estas lineas.

Todo empieza con una mujer de pelo rubio (a la que no se le ve la cara en ningún momento) se lo monta de forma salvaje con un rockero hasta que en pleno clímax saca un picahielos y se carga con él al cantante. Nick Curran (Michael Douglas) es asignado para investigar el caso y aunque desde el principio sabe que la asesina es la novia, Catherine Tramell, (Sharon Stone) iniciará con ella una relación destructiva. Y es que ella ya escribió el asesinato tal cual hace unos años. ¿Pero de verdad es ella la asesina?


Aunque lo primero que llama la atención de la película es toda la carne presente y el gran contenido de alto voltaje, hay que empezar desde el principio. El guión se pagó a golpe de dolar (concretamente, 3 millones) y fue, hasta el momento el sueldo más alto que cobró un señor guionista (Eszterhas) que tardó según dicen 10 días en escribirlo. Después, ese señor se dedicó a escribir guiones iguales. La misma mierda pero con otro nombre, que se dice.
El guión no es exactamente original, por lo visto Eszterhas ya lo hizo antes en Al filo de la sospecha (1985): brutal asesinato de una persona atada a la cama perpetrado por alguien con pasta y un arma blanca; investigación del asesinato; lío entre investigador y sospechoso.. El guión, ha sido considerado por muchos como un guión tramposo, que juega con el espectador.


Pero vayamos con la chicha. Y nunca mejor dicho. Las historias que rodean la película cuentan que fue difícil ponerle curvas a Catherine Tramell. Ninguna actriz rutilante del momento quería enseñar tanta carne ni rodar nada tan salido de tono. Finalmente dieron con Sharon Stone y las malas lenguas cuentan que mientras duró la peli, el director le hizo un casting de sofá completo, única y exclusivamente para que ella se metiera en el papel y lo debió descubrir cuando acabó el rodaje.

Hablado del rodaje... lo cierto es que fue bastante polémico. En la historia hay varios personajes que juegan con la idea de la bisexualidad, en algunos casos con imágenes sugerentes. No era apto para estómagos débiles. Y tampoco para los de los colectivos homosexuales, porque la imagen que dan de los homosexuales no es muy favorable (todos parecen tener relación con asesinatos). Por lo visto, cuando se estrenó la peli, algunos manifestantes repartieron papeles diciendo quien era el asesino. Su idea era conseguir que la gente no fuera a verla, pero consiguieron justo lo contrario. Más o menos fue lo que ayudó a crear el éxito comercial en el que se convirtió. Y es que, que hablen de mi, aunque sea mal. Porque si hablan, existo.

Es bastante conocida la anécdota sobre la escena del cruce de piernas. La actriz siempre ha mantenido que el director le pidió que no llevara bragas porque daban un brillo extraño en cámara y le había prometido que no se vería nada. Ella descubrió que sí que se le veía todo en el pase de postproducción. En cambio, al señor no se le podía ver el pene por contrato. Eso sí, debió pasarlo bastante mal durante el rodaje, porque ese señor ha estado en rehabilitación por adicción al sexo unas cuantas veces. Y supongo que yo, que rodar ciertas escenas no puede ayudar a bajar la líbido. Citándole a él mismo como Nick Curran: le debieron de salir ampollas en la mano derecha. Que incluso tuvieron que llevarle al hospital para que se curase del shock.

La película tuvo una versión diferente en EEUU y en Europa. Algunas de las escenas son bastante picantes. O fuertes. O erógenas. O subidas de tono. O estimulantes. Por ejemplo, cortaron una escena en la que la Tramell y Nick Curran están manteniendo sexo y él baja a la entrepierna de ella. Gracias al espejo del techo tenemos una idea bastante clara de lo que él está haciendo, mientras que en EEUU no se mostró. O en la escena en la que él está muy cerca de violar a la psiquiatra es más corta. Etc.

Lo cierto, es que es una película moralmente dudosa. Los personajes no son buenos, no son malos. Son muy ambiguos y cuesta que caigan bien, es difícil empatizar con ellos. La escena de la casi-violación no lo es porque parece que ella acaba consintiendo, pero está justo en el límite. La Tramell se sale con la suya, y así el mal gana. Pero es que Curran tampoco era el bien.
Pero a pesar de todo, todas las escenas sexuales (incluyendo el archiconocido cruce de piernas) encajan perfectamente en la historia, tienen su justificación. De ahí que la Stone consintiera en que se le viera la entrepierna sin trampa ni cartón (y no usó dobles en ninguna de las escenas sexuales).

A todo esto, la película tuvo dos nominaciones al Óscar por la banda sonora y por el montaje. Pero quizá más curioso, es que también recibió 3 nominaciones a los Razzies, o lo que es lo mismo a los antióscar: peor actor, peor actriz revelación y peor actriz secundaria. Y no es ni para tanto. Pero como todo sabemos, lo de los premios es muy relativo.

Y bueno, os dejo disfrutarla.





P.D.: Mi hermana me ha prometido una pequeña sorpresa, espero que pronto esté lista. Aunque quizá debería esperar a que aparezca por aquí el post de lady Enara sobre lo que hizo en esta quedada. ;)