viernes, 27 de abril de 2012

Expotarta, o el infierno de los pasteles


Como no podía ser de otra manera, desde este blog hemos mandado a una corresponsal, a que nos informe. Andrea se fue para la Expotarta y le pedí que me hiciera una crónica del evento. Os la pongo a continuación, ¡aunque no me hago responsable de sus ideas!




Hace más o menos dos meses, descubrí trasteando por páginas de repostería, que iba a organizar una expo de tartas, cupcakes, pasteles y dulces varios en Madrid. Toda feliz esperé aquel fin de semana y allá que me fui.

La expo era el sábado y el domingo, pero como no quería que las cosas se acabasen, decidí ir el sábado por la mañana. Cogi el metro, me bajé en la parada que indicaban en la información de la página y me dispuse a llegar al hotel; y aquí no se si fue porque no soy de Madrid o tengo muy mala orientación, pero costó sus 15 minutos encontrar la calle. Será que yo estoy acostumbrada a los eventos aquí, pero creo que no costaba tanto poner algún cartel antes de llegar, para que la gente supiera que iba bien o algo por el estilo.

En fin, que después de equivocarme de puerta, llegué al acceso a la expo o más bien a su cola. Yo llegué sobre las 11:30 AM y logramos pasar la puerta sobre las 12:00, 12:15. Digo pasar la puerta porque no era el acceso a la expo, si no que había que subir dos tramos de escaleras una vez dentro del hotel, ver la puerta de la sala de la expo y tener que ir hasta el fondo de un pasillo a seguir haciendo cola, porque allí había más gente que en la guerra.
Finalmente, conseguimos acceder a la expo! Debían ser lo menos las 12:30, pero nada importaba, al fin llegaba! Y eso debieron pensar todas las personas que iban detrás de mi, porque no dejaron de empujarme desde que puse un pie dentro de la sala y hasta que casi a empujones conseguí salir. 

Y qué sala, por dios, no podía haber menos de una docena de stands en una sala que apenas podía contenerlos, no digamos a la cantidad de gente que había ahí dentro. Los puestos llegaban a estar separados unos de otros con las propias rejas de exposición de productos, las dependientas no podían dar abasto entre el ruido y la masa descomunal de gente agolpada en los mostradores, hacía un calor sofocante y la educación brillaba por su ausencia: me empujaron, se colaron, me criticaron y me pasaron por encima un carro de niño. Hubo un momento en el que me vi en medio de la marabunta con 4 botes de colorante, dos paquetes de cápsulas y un tarro de purpurina, y ¡nadie me cobraba! Yo fui una chica legal y me esperé las colas de gente colándose, pero estoy convencida de que ahí la oferta de los cinco dedos triunfó.
Y bueno, sobre los talleres y las exposiciones, ni hablar puedo, porque realmente no se sabía nada, ni indicaciones ni nada; una sala enana donde había un chico poniendo chocolate a una tarta. Eso fue lo único que pude ver y de refilón, porque estaba todo atestado.


Resumiendo, estaba claro que no esperaban esa cantidad de gente en el evento y se les fue de las manos de forma increíble (que yo sigo pensando que no es excusa para la educación, pero bueno)
Aunque también tuvo su parte buena, todo hay que decirlo; había un par de stands que tenían productos para probar y donde comí compartiendo con las dos pobres almas que me acompañaron: cupcakes de choco-chocolate, de piña colada, brownies y una mezcla de cereales con miel muy rica. Además, los stands tenían descuento por ser la expo y vendían cosas muy baratas, como un kilo de fondant a 5€ y cubos de 2'5kg de chocolate de cobertura por 11€. Yo me compré 4 colorantes de Sugarflair a 2'30€ cada uno y ahora que he visto los precios en las páginas me arrepiento de no haber cogido más...
En mi opinión fue un gran desastre y si se repite en el mismo sitio no volvería, pero si lo hacen en un pabellón donde se pueda respirar aire no me importaría darle otra oportunidad.

lunes, 16 de abril de 2012

De pequeña me daban dos cupcakes de petit suisse y galletas


Estaba acumulando proyectos y una falta de tiempo bastante considerable, hasta que las benditas fiestas de Semana Santa, me permiten tener un poco de tiempo libre disponible para reposterizar. Unido al aguijoneo de una amiga (y cómplice en este resultado: Nara) que quería hacer cositas, saqué del armario un proyecto que me apetecía probar, había visto recetas de este estilo. Le propuse ideas y parece que los cupcakes de petit suisse  le pusieron ojitos. Una vez aceptado barco, tocaba la discusión del sabor de los petit suisse, porque los de fresa a secas me parecen un poco sosos. Pero llegamos rápido a un acuerdo, de fresa y plátano.


Y a pesar de todo, yo no andaba convencida del todo... Hasta que di con la solución, ¿Y si añadíamos galleta a la masa? Tenía que estar bueno, sí o sí.
Así que con mi receta base, que ya tengo probada que sé que dan buenos resultados, fuimos probando.

INGREDIENTES


Para la masa (para 18 golosillos, si contamos a cupcake por golosillo):
- 220 gr. de harina
- 220 gr. de azúcar
- 125 gr. de mantequilla
- 1 chorrito de leche
- 1 sobre de levadura química
- 2 huevos
- 8 galletas
- 4 petit suisses
- opcional: colorante rosa y amarillo de Wilton

Para el buttercream:
- 500 gr. de azúcar glass
- 2 petit suisse
- 125 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- colorante color marfil de Wilton

Para la decoración:
- gominolas
- esquinas de las galletas



RECETA

Como viene siendo costumbre, lo primero de todo, es precalentar el horno a 180º.
En un bol ponemos el azúcar y la mantequilla a temperatura ambiente, lista para batir.



Podemos hacerlo a mano o con una batidora (algún día enseñaré mi querida y arcaica batidora que tan buenos momentos me ha dado). Batimos hasta que quede todo bien integrado. Le añadimos un huevo y seguimos batiendo. ¡Y el otro huevo!
Preparamos la harina con la levadura y adjuntamos la mitad.



Batimos hasta que se integre. 
Ponemos las galletas en un trapo y con un rodillo (o en su defecto una botella o algo cilíndrico) las machacamos. Añadimos el resto de la harina hasta que todo sea una masa parecida a ésta:


Yo quería hacer cupcakes bicolores, como los petit suisse, así que dividimos la masa en dos boles diferentes y al contenido de uno de ellos, le añadiremos colorante rosa y al otro amarillo.





Rellenaremos las cápsulas hasta 2/3, la mitad con la masa coloreada de rosa y la otra mitad con la amarilla. Yo suelo colocar las cápsulas de papel dentro de moldes de silicona, para que los cupcakes no se desparramen. Y las cápsulas sobre la bandeja de horno.


Los metemos en el horno durante 22 minutos y para saber si están hechos, hacemos la archiconocida prueba del palillo: si sale manchado al pinchar un cupcake es que aún no está hecho.

Mi horno, saludando



Los dejamos enfríar unos minutos, porque tienen que estar fríos para poder manipularlos.
Como quería que quedaran sabrosos, decidí rellenar los cupcakes con... ¡petit suisse!
Con una cucharita marcamos un círculo que extraeremos, y será la tapa del relleno. Con ayuda de una jeringa, vamos cargando el petit suisse y rellenando el agujero. Y le recolocamos la tapa.





En otro bol, o en uno limpio, ponemos la mantequilla de la buttercream. Le añadimos un cuarto del azúcar glas y batimos un par de minutos a velocidad baja. Echamos los dos petit suisse y volvemos a batir. Vamos añadiendo el azúcar glas poco a poco. Ahora podemos batir a velocidad más alta 3-4 minutos. Le añadimos el colorante y removemos bien para que el color sea uniforme.
Metemos el buttercream en la manga pastelera y decoramos. Mi nueva manga pastelera es de silicona, de momento este material me ha dado muy buenos resultados, aunque tengo que hacerme con boquillas de metal. ¡Hay tantas cosas con las que tengo que hacerme!

Casi por último, decoramos al gusto. Yo elegí galletas (las mismas que usé para la masa), cortando las esquinitas y poniéndoselas como bandera y gominolas.

Ahora sí, por último, a disfrutar.



RESULTADO

El patito es un bote de nosequé especia japonesa que huele a comida para peces

Reciente adquisición de la que estoy especialmente contenta

Ahora mismo todo me sabe a petit suisse. Y eso es bueno, es como... ¡comer dos postres a la vez! 
Como siempre, el buttercream se me chafó un poco, pero el resultado quedó bastante resultón, quedaron monos, especialmente gracias a la decoración.
Quedaron bastante dulces, pero por una vez, quedaron de un dulce que me gustó mucho. Esta vez todas las críticas han sido positivas, increiblemente unas cuantas de esas críticas positivas fueron para la presentación. 
Mentira, mi hermana acaba de presentarme una queja sobre los cupcakes... ¡Que solo le dejé uno!
No pude comerme más que uno, me quedé con las ganas. Muy recomendables. 


Y para la sesión de fotos, pues no es el cumplenada de nadie, pero estas velas que se supone, tienen el mismo color de llama que la vela, quedaban bonitos para la foto.

Y no, no es verde porque tenga metales pesados




PELÍCULA

"El hombre necesita de la magia, la magia no puede morir."

Los petit suisse son un recuerdo de la infancia, por eso no puedo dejar de mirar atrás y rescatar algo. Es, como tantas otras películas recomendadas, un pequeño homenaje.
Es cierto, que probablemente, no ha envejecido muy bien, pero en esta película se concentra toda la fantasía y la imaginación con la que soñábamos de niños. No se trata de mi película favorita, pero tiene un lugarcito especial.



Se trata de "El vuelo de los dragones", una película de animación del año 1982. Mira que no ha llovido desde entonces... sobre todo en el cine de animación. 

Cuenta la historia de un científico joven muy interesado en los dragones, que al ir a comprar un juego, se ve envuelto en una aventura para salvar el mundo de la magia del escepticismo, que poco a poco está acabando con la magia. Los 4 magos lo saben, aunque uno de ellos ha aprovechado para intentar hacerse con el control del mundo.
Héroes, princesas, magos y dragones. Magia vs. Ciencia. Fantasía clásica. Creer.
Es un bonito cóctel para animar a que los niños dejen volar la imaginación.
Ciertamente ha quedado un poco obsoleta a nivel técnico, pero es una fábula sencilla y muy tierna.

Un pequeñito apunte sobre la banda sonora, que me parece maravillosa. Fue compuesta, arreglada y dirigida por Maury Laws. Aunque la canción principal, The flight of dragons fue interpretada por Don McLean. Por culturilla...

La película nunca salió en cines, pero si tienes alrededor críos, necesitas esta película. Pero con énfasis en necesitas. Y ahora voy a apelar a un grupo que sí necesita de esta película. Si eres rolero necesitas ver esta película. Todo lo que quieres, todo con lo que sueñas, está dentro de esta película. La verdad es que la propia película es una partida de héroes y villanos, una de tantas que los aficionados a estos juegos hemos jugado. Una partida de rol es jugar a creer. El vuelo de los dragones es jugar a ver. Sigamos soñando, por favor.

"La ironía de la existencia es que el bien es impotente sin el contraste del mal."