miércoles, 11 de diciembre de 2013

De los errores se aprende

En la antigua sección de experimentos fallidos, he decidido reunir 4 recetas que he hecho y que por una razón u otra entran dentro de esta categoría. Para que veaís que de los errores también se aprende. Iba a poner horrores, pero bueno, no ha sido para tanto. Lo bueno, además, es que de sabor, estaban muy buenos...
La primera razón es que de las 3 primeros no tengo fotos. Las hice para una fiesta de despedida (después de no haber dormido casi nada, ido a clase y andar muy justa de tiempo). El caso es que los cupcakes y el cheesecake de oreo triunfaron (desaparecieron en nada), pero lo cierto es que los cupcakes se me desparramaron en el horno, se me olvidó echar la nata a los cheesecakes (son de horno), y en fin...

- Cherry-cheesecake de oreo

- Strawberry cheesecake de galletas

- Cupcakes de mantequilla de cacahuete

- Bizcochillos de cereza: Bueno, después de unos días aburrida en casa por estar enferma, tengo que hacer muchas cosas. Y una de ellas era hacerle unos bizcochitos a mi hermana, que me regaló unos papelillos para cupcakeas alargados superchulos. No tengo muy claro qué ha pasado, pero la mayoría se han hundido y ahora parecen galletas o algo así. Supongo que puedo aprovecharlos para unas bizcobolas o algo. Además, ,el experimento de los petazetas en bizcocho ha sido un fracaso. Pero bueno, os pongo la foto de alguno que no me ha quedado tan mal, que los otros me dan vergüenza.



El papelito me lo regaló mi hermana, y me encanta ^^

sábado, 7 de diciembre de 2013

Cupcakes de vainilla y rosas

El octubre pasado acabé mis prácticas en el ambulatorio, y como viene siendo tradición, llevé cupcakes para agradecerles que me acogieran y me enseñaran. Muchas gracias. Ais... echaré de menos a mis señores, que a algunos les veía todos los días.
En realidad empecé con otra receta (que publicaré en breves, espero) pero pensando que me quedaría corta, decidí hacer algún cupcake más. (Y por cierto, magdalena y cupcake no es lo mismo!!!!!) Pues no sé, quería hacer algo sofisticado, que la rosa siempre le da ese toque. Ah bueno, y como siempre mi anónima amiga me echó una mano a cambio de la mitad de las provisiones.


Siento la calidad de las fotos, pero mi cámara is missing in combat, así que tengo que conformarme con la del móvil


INGREDIENTES (para 12 golositos)

Para la masa:
-1 huevo
-150 gr. harina
-150 gr. azúcar blanco
-1/2 sobre de levadura
-125 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
-1 cucharada de pasta de rosa
-1 cucharadita de vainilla
-100 gr. de leche semidesnatada

Para la buttercream:
-125 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
-125 gr. de azúcar glas
-1 cucharada de pasta de rosa

Sprinkles y azúcar de colores para decorar.


RECETA

Ponemos a precalentar el horno a 180º.
En un bol, ponemos la mantequilla y el azúcar y batimos. Añadimos el huevo y seguimos batiendo hasta que la mezcla sea homogénea. Añadimos un tercio de la harina + la levadura, la mitad de la leche, otro tercio de la harina y el resto de la leche; mientras vamos batiendo. Ajuntamos la rosa y la vainilla.
Rellenamos los papelitos hasta el 2/3 de su capacidad y metemos al horno, durante aproximadamente 22 minutos.

Mientras se hace, en otro recipiente, mezclamos el azúcar glas y la mantequilla, primero a baja intensidad. Le añadimos la rosa hasta que adquiera la consistencia adecuada.
(Si algo en la receta no es del todo correcto, lo sientooo, pero tengo fiebreee)


RESULTADO


Gustaron bastante, incluso más que la otra receta (yo no estoy de acuerdo) aunque opinaron que la crema de mantequilla se puede hacer un poco pesada. Lo que sí es curioso es que siempre que los he llevado a una despedida, ha habido alguien que ha preguntado por las calorías. ¿Pero no se lo pueden comer tranquilas? Y luego siempre ocurre que los médicos mangonean mucho. Y que siempre me pongo colorada porque tienen que decirle a todo el mundo que los he hecho yo y que vaya trabajo llevan...




PELÍCULA

Bueno, hoy voy a poneros una que tengo pendiente de ver. Si alguno la ha visto y le apetece comentarla, adelante (es que estoy un poco enferma y me pesa todo el cuerpo y no soy capaz de pensaaaar). La tengo pendiente por un tema de clase.




domingo, 24 de noviembre de 2013

Mini cupcakes de chocolate con Maltesers



Ya ha pasado bastante tiempo desde que llegaron a su destino, así que soy libre para publicar la receta. Eran parte de mi regalo sorpresa para mi AIG (Podéis ver el post de El recetario de Lady Halcón aquí), así que tenía que ser una receta muy-muy especial. La verdad es que se me ocurrió cuál sería la receta perfecta a partir de una sucesión de ideas y pensamiento paralelo. Eso sí, tenía una cosa muy clara, ¡tenía que tener chocolate! (En su artículo Vanessa me dejó pistas y una de ellas es que el chocolate le vuelve loca). Tenía además un bote de cacao Valor nuevo que quería probar. Además, como quería mandarlos en el paquete, tenían que ser en formato mini y esta receta encajaba genial. Espero que le gustaran tanto como pensé que podrían gustarle. Desde aquí, le dedico esta receta.

Si tuviera que ponerle nombre new-cusine, le llamaría "Delicias de chocolate con corazón Malteser". Me sé de otra (sí, mi anónima amiga) a la que esta receta le gustaría, que tenía saborazo a chocolate. (Por cierto, Valor es sin ninguna duda mi chocolate preferido, me encanta el de hacer).

Ene, cada vez se me da peor presentar las recetas...


INGREDIENTES para 12 minicupcakes y 4 señores cupcakes

-1 paquete de Maltesers
-200 ml. de nata
-1 huevo
-125gr. de harina
-50 gr. de cacao puro Valor
-175 de azúcar
- 1/2 sobre de levadura química


RECETA

Vamos poniendo el horno a precalentar, a 180º.
En un bol, juntamos el azúcar con la nata y batimos. Le añadimos el huevo y batimos hasta que la mezcla sea homogénea.
En un cuenco echamos el cacao, la harina y la levadura química y removemos. Lo añadimos al bol y batimos hasta que esté todo bien ligado.
En papeles para cupkake (quedan mejor si son pequeños) vamos rellenándoles el culo (jajaja, ¡ha dicho culo!). Ponemos un Malteser y lo tapamos con más masa. Acordaos de rellenar solo un 2/3 del papel, porque si no va a crecer y crecer.
Los metemos al horno durante 22 minutos (o hasta que la prueba del palito de negativa).


RESULTADO


Salen lisitos y supermonos. Saben a chocolate. Mucho. Y si te encantan los Maltesers... (que por cierto sí se derriten)... ¡es tu cupcake!



Eso sí, cuando se hacen con nata, quedan algo más pegajosos, pero me parece que le dan el toque que necesita.



PELÏCULA

Hoy solo voy a mencionar una (que estoy hasta arriba de curro y es la que me toca ver en clase): JHON Q





P.D.: Prometo usar pronto las cositas que me ha regalado mi AIG, que tengo muchas ganas

jueves, 14 de noviembre de 2013

La felicidad puede llamarse AIG

¡Ha llegado mi AIG! ¡Ha llegado mi AIG! Más o menos es lo que me he dedicado a gritar por el pasillo durante como media hora. Aunque en realidad, la primera noticia que he tenido de ello (después de pasarme días y días revisando el buzón al llegar a casa, por si acaso). A media tarde o así he recibido un whatssap de mi hermana preguntándome que a qué hora iba a volver a casa, porque mi AIG había llegado y quería verlo.

Total, que he llegado a casa (más tarde de lo que le hubiera gustado a mi hermana) y me encuentro esto encima de la mesa. ¡Emoción!



Mi AIG viene de Alicante, de un pueblo que se llama L'Alfás de Pí. Se llama María y tiene un blog que se llama Cocinando los sábados, con un montón de recetas dulces y saladas. No lo conocía, pero aún sigo babeando con la berenjena rellena que ha publicado, incluso llegué a soñar con ella el día que visité su blog por primera vez. Todo esto lo descubrí después de abrir la caja.

La caja nada más abrirla
Como andaba mi hermana por ahí que en seguida me dijo que el papel de regalo se trasparentaba, tuvo que abrir todos los regalos dados la vuelta. Sï, normalmente cuando abro regalos la gente a mi alrededor se desespera. Pero oye, son mis regalos, y yo voy a mi ritmo.

Paso a enseñaros todas las cositas que me regaló María.


Siento que la imagen no sea muy buena
Total, que me encontré:
- 1 carta (que no ha salido en la foto) donde me explica quién es
- 1 postal de su pueblo (muy chula, por cierto)
- 1 bote de bonito embotado que está para chuparse los dedos y que mañana me va a acompañar en la comida (mi hermano es el monstruo del bonito y de las galletas :))
- palitos para hacer cakepops, ¡rosas! (espero haber puesto que me gustaba el color, porque si no, es un poco adivina, aunque la historia de porqué me gusta es curiosa... se resume en "por jorobar" a mi hermana). Dejé sorda a mi hermana con !son rosas, son rosas!
- moldes para minicupcakes rosas
- 1 molde de silicona para bombones superchulo (me sé de una artista invitada que va a tener envidia) y que paseé orgullosa por todos los lados.
- 1 cajita con cortadores de galletas en forma de corazones de distintos tamaños
- cortadores de galleta con expulsor y palabras. AIG, no sé si me lees la mente, pero los quería mucho-mucho-mucho (también se lo grité repetidas veces a mi hermana, que creo que se ha quedado sorda, y yo sin voz)
- El libro de las recetas de Cookie Dough. Al verlo no tenéis ni idea de lo que sentí. Creo que me planteo pedirle matrimonio a María, o lo que haga falta. GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS


Así que ya veis, no se ha quedado en un me gusta mucho. Es que es algo más, elevado al cuadrado, al cubo, a todo. Estuve saltando por el pasillo durante un buen raro, luego he paseado mis cositas para enseñárselas a todo el mundo. Es felicidad hecha regalo. Muchas gracias otra vez.

Os dejo las cositas para que las veáis más de cerca.


Ya tengo ideas para todas estas cositas

Espero que de aquí salgan muchas futuras recetas. Bueno, todas las del libro :)


Gracias también a Jess de Decogalletas por organizarlo. Éste es el segundo año que participo y espero que haya más.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cookie dought-balls o "trufas de masa cruda de cookies"


Otra vez mi anónima amiga (algún día me vengaré y desvelaré más datos) me propone quedar para reposterizar. O puede que se lo propusiera yo. El caso es que nos reunimos en mi casa, sacamos los utensilios y después de investigar un poco sobre qué podíamos hacer, encontramos una receta a la que teníamos echado el ojo desde hacía mucho. Porque además, eran el re-work de una receta que ya he publicado en este blog. Y por re-work me refiero solo a estéticamente, porque la receta es otra. 

Es una adaptación de una de las recetas de Alma, que a su vez lo ha adaptado de un libro que no tengo y que me encantaría-me encantaría-me encantaría tener. (Por favooooooooor)


INGREDIENTES

-115 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
-60 gr. de azúcar blanco
-100 gr. de azúcar moreno (es importante el azúcar moreno, porque sin él la receta sabrá diferente, comprobado)
-2 cucharadas de leche semidesnatada
-135 gr. de harina
-1/2 cucharadita de sal
-100 gr. de chips de chocolate (compramos los de la marca Vahiné)
-1 cucharada de extracto de vainilla

Para la cobertura:
-chocolate negro para postres
-chocolate blanco para postres
-chocolate naranja (tiene sabor a naranja)
-decoraciones: bolitas, azúcar morado, sprinkles rojos...


RECETA (¡No se necesita horno!)

Batimos la mantequilla con el azúcar (los dos tipos) un par de minutos, hasta que la mezcla se aclare. Añadimos la leche y la vainilla. Después, añadiremos la mezcla de la harina y el pellizquín de sal y batiremos hasta que sea homogénea. Echamos las chips de chocolate y ésta vez revolvemos con una cuchara (nada de batir, que podemos cargarnos los cachitos de chocolate)

Cuidadito, que ésta masa está para comérsela y como no lleva huevo... ñam
Metemos la bola en film de envolver comida, y a la nevera un mínimo de media hora

Sí, son mis uñas. Me encanta pintármelas de colores diferentes

Sacaremos nuestra bola de la nevera y haremos bolitas, del tamaño que nos plazca. Pensad que son para comer de forma individual, así que no tan grandes como para que sea demasiado ni tan pequeñas como para que sean ridículas.

Las pondremos a congelar 15 minutos. Derretiremos el chocolate, los candy melts o lo que sean. Y aquí viene un poco la madre del cordero de la receta. Hicimos diferentes intentos para que quedaran, al menos, correctos. El método final consistió en pinchar la bolita con un palillo y con ayuda de un segundo girarla para quitar el chocolate sobrante.Las dejamos en un plato cubierto con film y las decoramos. Más o menos.




RESULTADO

Están de vicio. Lo puedo decir con todas las letras, y eso que no suelo hacerlo. Aún ahora, escribiendo la receta, se me hace la boca agua. Recomendable 100%.  Salen unas cuantas bolas ¿sobre 40? y es casi doloroso despedirse de ellas, un gran dilema.

A mi me recuerdan a las bolas de Dragón
Ahora, eso sí, son laboriosas de hacer. Que si el chocolate se queda duro, que si se me cae la bolita, que si está quedando como un churro... Tuvimos la suerte de que se pasó por casa otra amiga (que también quedará en al anonimato) y descubrimos que la mejor forma de llevarlos a cabo es en cadena. Una untaba las bolitas, otra les quitaba el sobrante y la última los decoraba. Aún así, caben muchas mejoras, porque nos quedaron un montón de rebabas. 


Por otro lado, aproveché el sobrante de chocolate negro para bañar un par de cerezas que teníamos por casa que eran de huerta natural, no compradas (para que os hagáis una idea de hace cuánto que tengo almacenada esta entrada). Por cierto, las cerezas son probablemente las mejores que he comido nunca, y refirmo que fruta+chocolate es una de mis debilidades.

Dios... ¿dónde puedo conseguir más de esto?
Es que además es supermaja













PELÍCULA

Hacía mucho que no traía una película desarrollada como había previsto, pero acabo de ver una que se ha abierto un huequito en mi corazón. Antes de presentarla, quiero avisar de que es dura, pero también es tierna y preciosa. 

Se trata de:



Eso es, "Arrugas". Es una película de animación basada en un cómic del mismo nombre y dibujado y guionizado por Paco Roca.

Es una película, que como dice un amigo, si no te gusta es que no tienes alma. Emilio es un anciano (voy a dejarlo en anciano, porque si no, podemos embarcarnos en un debate sobre corrección política, términos adecuados y que viejos son los trapos) aquejado de Alzheimer y a quien su hijo deja en una residencia. Todos los ancianos de la residencia viven con miedo a que algún día los puedan trasladar al piso de arriba, donde "tienen" a los que no se pueden valer por si mismos, personas que más que personas parecen vegetales.

Emilio, el protagonista
Nos la puso la profesora y parte del ejercicio consistía en responder a una pregunta, ¿es una historia real o de ficción? . Ella estaba convencida de que es una historia real y mi pequeña guionista interior se enfadó. Ladies y gentlemans, que sea realista no quiere decir que sea real. Y lo traigo a colación porque es una historia muy realista, que con solo una pizca de empatía te pone los pelos de punta. Hace tiempo descubrí que existen dos colectivos que sacan las emociones a flor de piel. Los niños y los ancianos inspiran ternura. Es muy poco discutible (salvo que no tengas sentimientos y ésas cosas). Y el caso es que la película tiene momentos muy duros. Perder la propia identidad, aferrarse a ella, luchar para que no te consideren un "vegetal", luchar por conservar las ganas de vivir...

Es, además, alarmante un par de cosas respecto a la residencia, que debo destacar. La primera es que tienen piscina, pero por quedar bien, para vender una imagen de que son mejor de lo que son. Y la segunda viene a colación, cuando uno de los personajes antes eso responde:
-¿Crees que nosotros (los ancianos) somos los clientes? No, los clientes son los hijos y el gobierno.
El sabio a quien pertenece la reflexión
Y lo peor de todo es que suele tener razón. A pesar de todo, tengo que decir que en ningún momento se juzga negativamente a la gente que trabaja allí, si no a que para algunos dueños o gestores o lo que sea, una residencia no es más que un negocio.


Ahora, hablando de la peli en sí, es una adaptación dirigida por Ignacio Ferreras, producida por Perro Verde Films. Tengo que reconocer que a veces, peca de lenta. Pero tiene dos tipos de lentitud. Por un lado, la que viene inherente a la historia, es lenta, pero tiene que serlo. Porque estamos hablando de ancianos. cuya vitalidad está enlenteciendo, que se mueven más lento, que hablan más lento... Y que creo que es necesaria para entender la película. Pero por otro, adolece de una lentitud propia de un cómic. Y me explico, en formato historieta nos podemos permitir detenernos a ver cómo es la lagartija de la pared, pero no en una película, especialmente si estamos haciendo un flasback a la juventud, donde el ritmo narrativo debe ser más rápido. Al menos, si queremos darle un significado narrativo al ritmo, que creo que en este caso es una herramienta más para contar la historia.

Por cierto, la película ganó el Goya a la mejor película de animación (aunque a día de hoy tengo mis dudas sobre la legitimidad de apartar las categorías de película y película de animación, porque esa diferencia obra en detrimento de las películas de animación, poniéndolas en una categoría inferior) y también al de mejor guión adaptado. (Además de que el propio cómic ganó un porrón de diferentes premios).

Os dejo con una palabras del propio Paco Roca para presentaros la película:

Me planteé hacer esta historia por mis padres. Quería hablar sobre la vejez de las personas. Este es un tema demasiado amplio así que me centré en las residencias de ancianos. Al tratar este tema era imposible no hacerlo también sobre el alzheimer. Emilio, el protagonista, está inspirado en el padre de mi buen amigo MacDiego.


La portada del cómic




lunes, 4 de noviembre de 2013

Decepciones cupcakeras en Salamanca



Hoy no traigo una receta, si no otra pequeña crítica. Este fin de semana pasado, bajé a Salamanca por razones personales y visto que últimamente me ha dado por el turismo repostero (escaso, que mi nivel de bolsillo tampoco da para más), pues aproveché.

Había curioseado por Internet y encontré "Gula cooking", un local donde venden cositas, se hacen cursos y venden piezas de respostería. Empiezo a pensar que lo de probar cupcakes del mundo es de las cosas que más ilusión me hacen cuando viajo por ahí. Consumir ingentes calorías en formato de cupcake... 

Total, que tenía esta tienda fichada desde el momento en el que organicé el viaje. Lo primero que tengo que pedir es que no me volvías a dejar entrar en un sitio de esos salvo que haya una razón de fuerza mayor (por ejemplo, que tenga dinero para gastar), porque me lo voy a comprar todo, o casi. Tengo que decir en mi defensa, que aunque me compré un par de cosas porque eran monas o me gustaron, parte del desembolso tuvo que ver con mi AIG.

Pero cuando toca la reseña literaria, ay... aborrezco hacer críticas malas, pero toca. Pasé a eso de las 5 de la tarde, y solo tenían un tipo de cupcake. Bizcocho de vainilla con una buttercream de oreo. Bueno, la mini-oreo estaba rancia. La masa era en realidad ¡de bizcocho! (¿saben eso de que las proporciones son diferentes? Y la buttercream empalagaba... Y yo que iba con toda mi ilusión... De precio, más barato que en otros (1,8 euros), pero la calidad pues para mi que no era la necesaria.

También compramos macarons, y eso sí fue un error. Teóricamente había de varios sabores, pero a la hora de la verdad, faltaban un par de ellos, supongo que casualidades de la vida, los que más nos interesaban. También hubo una pequeña discrepancia entre lo que dijo que nos había metido en la bolsita y los sabores que de verdad compramos. Se equivocó en los sabores que nos vendió. Eran baratos (cada uno 0,8 euros), pero sinceramente... eran gomosos. Solo se salvaba ligeramente el de limón, pero tuvimos que tirar un par de ellos después del primer pequeño bocado.

Lo cierto es que el sitio estaba más enfocado a vender instrumental o ingredientes que a los pequeños bocados. Pero claro, si están disponibles para vender, lo mínimo que esperas es que estén buenos, ¿no?

La decoración no era uno de esos sitios de cuento, o con un detalle cuidado, o con algo que destacara. Era correcta. Y punto. Y la dependienta... pues sin llegar a ser borde o desagradable, o... destacaba por no tener esa amabilidad extraña de las dependientas de las tiendas de cupcakes, ¿sabéis de lo que hablo? La típica dependienta que en otra clase de establecimiento sería amable y eficaz, pero que en una tienda de dulces llama la atención.

Total, que supongo que me explotaron un poco las expectativas.

lunes, 14 de octubre de 2013

Eggcakes o webochos

Lo tenía pendiente, muy pendiente. Lo ví aquí y pensé "tengo que hacerlo". Es más, tengo que hacerlo y dar el cambiazo. Mi plan consistía en darle el cambiazo a un amigo que solía hacernos tortilla e invitarnos a desayunar después de salir de fiesta, aproximadamente a eso de las 6 de la mañana. Siempre hacía las tortillas con un par de copitas de más. Era la broma perfecta. 

Pero aquellas desayunos se interrumpieron (prefiero pensar eso a decir que se acabaron) por azares del destino. Pero aún así, la idea me seguía dando vueltas por la cabeza, era demasiado buena para dejarla escapar. 

Y después de que otro colega me hablara de un bizcocho de yogur con trocitos (los del yogur, se entiende), decidí reclutar a mi pinche habitual y ponerlo en práctica: Mis eggcakes. O webochos. O la mejor broma jamás pensada.




INGREDIENTES Y RECETA

Vuelvo otra vez a recuperar una receta de hace un par de meses (del verano concretamente) y me doy cuenta de que no la apunté. (¿Dónde están los iconillos con la cara de vergüenza?). Total, que hice estos webochos con una receta de bizcocho ¿pero cuál? Así que voy a improvisar un poco la explicación (lo sientooooooooo). Hacemos una receta de bizcocho (una que os guste), con la peculiaridad que repartimos la masa por la mitad. A una de las mitades le agregaremos un yogur desnatado con trozos de fresa y un poco de mermelada de fresa. A la otra mitad yo le eché yogur desnatado de melocotón y un poco de mermelada de melocotón. Eso es en lo referente a la masa.

La forma de hacerlos es sencilla. A cada uno de los huevos, le hacemos con un palito (yo usé un palo de brocheta de metal), aproximadamente como un meñique de ancho (el mío es pequeño, pero pensad que cuanto más pequeño sea el agujero, más complicado será rellenarlos). No debería ser un proceso complicado, a mi no se me rompió ninguno. Vaciamos los huevos. Pensad que las claras y las yemas de las que nos estamos deshaciendo nos pueden servir (si no todas, al menos, alguna) para la masa del bizcocho. Lavamos un poco con agua. En un recipente hondo echamos agua y sal (a 100 gramos de sal por litro de agua) y dejamos los huevos durante una hora, para quitarles porquería y contenido. Como están vacíos, flotarán, así que los rellenamos con ese mismo agua.

Después de una hora, los secamos bien. Hay que aceitar el interior, para que no se pegue la masa a la cáscara. Pero tampoco nos pasemos, con asegurarnos que las paredes interiores del huevo están bien barnizadas ya está. Lo más laborioso es el proceso de rellenar los huevos. Puede llegar a ser un poco coñazo, al menos hasta encontrar el método. Podéis probar con embudos, con jeringas, con cuentagotas gordotes... no hay truco, el truco es encontrar la fórmula propia para que se haga menos pesado.

Los iremos poniendo en una bandeja de horno. Como muy estables no son (Lo que me recuerda, ¿conocéis la historia de cómo consiguió Colón convencer a los Reyes Católicos para que le dieran toda la pasta para ir a la India? Consiguió que un huevo se mantuviera de pie. Pero eso solo se consigue dando unos golpecitos suaves en una de las bases. Y yo no quería que se estropearan las cáscaras), yo puse papel de aluminio alrededor, para sostenerlos.


La mayoría de recetas de bizcochos llevan levadura, y éstos no son la excepción. Por eso es también importante el agujero, para que no reviente la cáscara. Si la masa consigue sobresalir a través del agujero podemos estar tranquilos.

La cocción debe ser a temperatura algo más suave de lo que haríamos el bizcocho (a unos 120º en vez de los 180º habituales) para mantener contenido y recipiente (las cáscaras controladas).

La prueba del palito podemos seguir haciéndola igual. Una vez los saquemos del horno y antes de que se enfríen por completo, debemos limpiar la cáscara de la masa que se haya quedado fuera. Si la puedes quitar directamente, mejor; si no, con un trapo húmedo.




RESULTADO

Primero quiero enseñaros lo que hice con lo que me sobró de masa (tenía pocas cáscaras de huevo para tanta masa). ¡La convertí en un superosito!


A lo que iba, que es el resultado. A posteriori quizá les hubiera dejado un tiempo más en el horno (pero como siempre me suele pillar el toro). Aunque quedaron jugosos. Mi pinche (y asimismo betatester principal) estaba encantado. Con la masa, que siempre tengo que vigilar que no se la zampe, como con los bizcochos. Estaban jugosos y le parecían originales. La mermelada, además, le da el toque de jugosidad extra (A algunos de los experimentos les eché una cucharada extra para que hiciera betas)

En este punto, tengo que admitir una cosa. Es que al final, la broma se la comió él. Y eso que al día siguiente le avisé, te voy a dar el cambiazo. Se lo dije, pero media hora más tarde, cuando quiso hacerse una tortilla se le había olvidado. Lo gracioso es que cuando cascó el huevo, sin fijarse en el agujerillo de abajo (como podéis ver en la foto, es imposible adivinar cuáles son huevos cocinados y cuáles no), puso cara de horror, no entendía porqué no salía el huevo normal, crudo.

Lo que me pude reír...

¿Adivináis cuál es el webocho? Pues los dos más cercanos al objetivo son falsos huevos crudos






Como se puede ver, éste era de melocotón

Ñaaaaaaaaaaaaaam

PELÍCULA

Una vez más, voy a recurrir a mis escasos lectores para preguntar, ¿qué película me recomiendan para ésta receta? Es que Chicken Run no me hace especial tilín.