jueves, 14 de febrero de 2013

¡SOS! ¡San Valentín!, pero por lo menos, leche merengada

Hasta el último momento he estado dudando sobre si postear un artículo por San Valentín. Tenía mis serias dudas porque simplemente, no me gusta. Por múltiples razones.
Pero el caso es que ala, aquí estoy, con una entrada nueva. Porqué no, he caído en la tentación. ¿Qué es de una bloguera-repostera que no publique una entrada por San Valentín, de ahora en adelante SV. Y bueno, convertiré mi entrada en un pequeño homenaje a alguien a quien quiero más que a un huevo kinder. Y convertirlo en un recuerdo, en el aniversario que ya es.

Con la idea de preparar mi pequeño proyecto SV y con intención de hacer muchas cosas bonitas, me asaltan dudas. ¿Tengo que escribir un post ñoño? ¿Tengo que hacer una presentación ñoña? ¿Hasta dónde puedo corazonear mi blog sin que algo bulla dentro de mi y quiera rebelarse? ¡SV! ¡SV! Que es lo mismo que SOS... Porque a última hora he vuelto a cambiar de opinión, decidiendo no celebrar nada. Pero a esas alturas ya se había apagado el olor a galleta recién hecha del horno. Vamos, que ya estaban montadas. Incluso fotografiadas. Así que haya voy:

He elegido un sabor dulce, de leche merengada. Un experimento aún sin probar, parte del lote que me regalaron en mi cumpleaños. Quizá debería haberles puesto una pajita a las galletas, para beberme un sabor de verano y de recuerdos. Pero el SV pide que aunque no sea verano, su componente principal tiene que ser dulce. Endúlcense y corazonense (ay que me retuerzo, cómo me duele el sentido común) para unas galletas de leche merengada.



INGREDIENTES

- 1 cucharada de pasta Home Chef de leche merengada
- 2 huevos
- 250 gr. de harina
- 150 gr. de mantequilla
- 200 gr. de azúcar

Para decorar: 
- Glaseado de colores


RECETA: Hoy para variar también me voy a saltar este paso. Porque ando justa de tiempo y quiero que se publiquen hoy.


RESULTADO



Además de hacer éstas hice también 4 galletas con otro texto, "home made" que aproveché para regalar a un amigo con quien tengo un pequeño pique en un juego estúpido del facebook de criar dragones. Lo que hay que oir, como dirían algunos.El texto cambiado era sobre todo para no llevar a error, no se vaya a montar la que no es.
Pues ahí que se las han comido. Éxito han tenido, pero esta gente está ya tan acostumbrada a que les lleve galletas que ya se las zampan y punto. Pero oye, aprovechando la fecha, voy a saltarme este paso para lucir mis galletas, a ver si me da tiempo a que salgan hoy.




Éstas son para mi huevo kinder:






Que ñoñear no es mi estilo. Y me gustan los colores, así que, fiesta del color:











PELÍCULA

Aunque inicialmente tenía otra idea, voy a aprovechar esta entrada para, por una vez, pedir sugerencias en vez de ofrecerlas. ¿Quién me recomienda una película cómica e irónica sobre l'amour?












domingo, 10 de febrero de 2013

También hay cupcakes en la Città Bella

Esta entrada va a ser un poco diferente, porque por primera vez se trata de una reseña. El diciembre pasado (sooooorry), concretamente la parte del puente no festiva, hice las maletas y me fui un par de días a Roma con un amigo. Ya había estado en Roma, cuento en mi haber con un Erasmus en Italia. Pero desde el verano pasado, he visto unos cuantos documentales sobre la Città Bella y me había entrado morriña. La idea original era repartir la mitad del viaje en la capital y la otra mitad volar a Sicilia. Pero no cuadraba ni el dinero ni los vuelos.
Repasando las fotos, no hay una sola que sea más o menos decente, vaya desgracia de fotos. Lo que sí puedo enseñaros es la razón de esta entrada. Aunque la razón del viaje no fue hacer turismo gastronómico, Italia es Italia. Cayeron pizza al taglio y pasta variada, así como gelatti cerca de la Piazza di Spagna a pesar de ser pleno diciembre. Eché en falta una arancina y las focaccias, pero no se puede estar todo el día comiendo...

Sobre la ciudad eterna no voy a hablar, porque podría hacerlo largo y tendido, con el tiempo he desarrollado romafilia. Y el viaje ha tenido para anécdotas. Pero no puedo dejar de recordar que esto es un blog de repostería y cine y que a lo más, puedo permitirme desviarme lo justo para hablar de salados o de otros temas audiovisuales. Y quiero empezar mi reseña con cosas que probamos allí y aquí son imposibles de encontrar, porque son una serie especial o vaya usted a saber porqué.

En primer lugar, una adicción que se me creó cuando viví en la tierra de los romanos. El zumo de naranja roja. Aquí existe (de hecho, es uno de los ingredientes de una de mis primeras recetas), pero es cada vez más difícil de encontrar. Aquí reciben el nombre de sanguinas y no son habituales en las fruterías. Lo mismo que el zumo, que antes lo vendían en los supermercados de El Corte Inglés, pero ya no. :( No tengo fotos de la caja de zumo que me compré...

Otra de las cosas raras que encontramos allí son una variedad diferente de Pringles, con sabor a romero y aceite de oliva:


Son bastante especiadas y a mi amigo no le gustaron, pero a mi sí. De hecho, más que las Pringles normales. Pero es que yo soy un poco rarita.

Y la joya de la corona. Mi obsesión en una nueva variedad:



Si alguien conoce una tienda en la que vendan los M&M Criespies, le ruego que me diga dónde, por favoooooor. Me traje un paquetillo para aquí, y creo que deberia haberme traído más, bastantes más.Tenía tantos proyectos para ellas... Pero no llegaron, claro. ¡Quiero más! Tengo muy claro que el próximo viaje tendrá que ser a una ciudad donde tengan una tienda de M&M.

CAKE AND THE CITY
Y ya entrando en la reseña en sí, me empeñé en visitar al menos una tienda de cupcakes de la ciudad eterna. Investigué antes de partir y una de ellas estaba relativamente cerca de nuestro hostal (y a su vez del Vaticano). Me hubiera gustado hacerme el tour completo, pero no me sentía capaz de arrastrar a mi acompañante por todas las cupcakerias. Porque nos pilló un tiempo horrible (la historia del paraguas es desde luego para recordar) y porque antes de conseguir probarlos, dos veces que pasamos nos la encontramos cerrada. Tiene unos horarios un poco raros si la comparamos con las tiendas locales.
La cupcakeria se llama "Cake and the City".

 


Es un local pequeñito en una callecita. Y es fácil pasárselo de largo. Me voy a odiar por decir esto, pero es un sitio muy cuco. Acogedor, pero pequeñito. Solo tiene un par de taburetes para sentarse. Está especializada en cupcakes, aunque también tiene tartas y algunas galletas decoradas. Sin querer desmerecerla, las galletas, que no probamos, no me parecieron nada del otro mundo. Desde un punto de vista exclusivamente estético, claro. Pero he visto tantas maravillas por la red, que me parecieron muy... del montón. En cambio, la barra de cupcakes ya es otra cosa:





Pedí permiso a la chica que atendía, que era además la co-dueña del negocio, para sacar las fotos. La mujer es una señora muy agradable, que además hablaba algo de español y me explicó la diferencia entre "vaso" y "jarrón" (hace tanto que no hablo en italiano que lo tengo pelín oxidado). Nos fue respondiendo a todas nuestras dudas y nos aconsejó además sobre nuestras elecciones. Cuando vi la gran variedad de cupcakes para elegir casi me da algo. Yo, que por naturaleza soy indecisa, aquello era  una mezcla entre paraíso dulce e infierno personal. Por mi hubiera cogido uno de cada. Lo cierto, es que tenían muy buena pinta.

Visto el frío que hacía, que estaba lloviendo y que los dos estábamos lesionados, decidimos tomarnos la merienda allí. Pedimos un chocolate caliente cada uno y elegimos un cupcake. Me temo que en este punto tengo que poner una pega. El chocolate caliente no era muy bueno.

Me costó elegir mi cupcake, pero de repente, lo tuve claro. Quería probar un clásico, elegí para mi un Red Velvet. Y mi compañero, después de pedir sopitas eligió uno de Zabbaione, es una crema muy parecida a la crema pastelera (según nos explicó la propietaria) típica de Italia.
Aunque mi amigo sostiene que su elección fue mejor, creo que mi Red Velvet estaba mucho mejor. No eran demasiado densos y la crema estaba de chuparse los dedos. Pero no era rojo-rojo como los Red Velvet de verdad. Tenía un color más marronáceo, no estaba del todo conseguido, así como las virutas de chocolate tampoco encajaban mucho en la decoración ni en el sabor.






 El de Zabbaione estaba bueno, algo más denso, pero las virutillas de caramelo encajaban mucho mejor en el sabor.

La verdad es que Cake and the City tiene más que un aprobado, lo que pasa es que a veces hay que sacar punta. Eso sí, tengo que decir que eché en falta que vendieran en la tienda útiles, herramientas o ingredientes para repostería. Estaba la tienda como un poco desnuda.

Espero que esta reseña abra una nueva tradición de reseñas por ciudades y cupcakes. Ésta vez no habrá nada sobre cine, porque ahora mismo no se me ocurre un equivalente digno para emparejarlo. Había pensado en comentar sobre "Vacaciones en Roma", pero no la he visto, y no me parecería justo. Si a alguien se le ocurre alguna idea cinéfila que encaje y me pide algo al respecto, me lo pensaré. Aunque parece poco probable.

Baci dalla CIttà Bella...