jueves, 27 de junio de 2013

Galletas con sabor a unicornio

Es la única explicación que se me ocurre, que sepan a unicornio. Son como una explosión de cosas dulces en la boca, pero además enganchan. Y sin embargo, entran dentro de la categoría de experimentos fallidos. Porque mi idea original era otra cosa. Pero me tengo que justificar. Porque aunque este artículo se publicará después de mi periodo de exámenes, me metí en mi laboratorio de experimentos justo cuando me quedaba un examen, como premio al horror-tedio maratoniano de estudio anterior. Y decidir de repente encender el horno puede llevar a que no tengas todo lo que necesitas en casa. Y pensar que tienes aún un examen puede llevar a que pienses que no tienes tiempo de bajar a la calle a comprar harina.

Y así pasa lo que pasa. Que después de ojear por Internet, decidas sustituir el porcentaje de harina que no tienes por Nesquick de fresa. Cuyas consecuencias son: a) las galletas saben a unicornio y b) las galletas que has preparado con mimo y su forma se expanden hasta parecer mini-pizzas amorfas en el horno c) mi experimento de galleta de masa de colores no ha salido bien.

La única prueba de "lo que éstas galletas querían ser": éstas en concreto, Chip y Chop.
Lo que nos lleva a una pregunta, ¿entonces por qué decido hacer una entrada sobre ello?  Bueno, por varias razones. La primera es que de los errores también se aprende (y creo que a mucha gente puede resultarle útil). Hemos aprendido que no se puede sustituir tanta cantidad de harina, porque va a salir un churro. Otra de las razones es que creo que pude salvar alguna de las galletas, de forma que unas pocas han quedado presentables. Y porque están buenas y adictivas.



INGREDIENTES

1 huevo
200 gr. de azúcar blanco
100 gr. de harina
125 gr. de Nesquick de fresa
100 gr. de mantequilla
opcional:
colorante rosa Wilton
colorante morado Wilton


RECETA

Ponemos el horno a 180º a precalentar. 
En un bol, batimos el azúcar junto a la mantequilla a temperatura ambiente. Le añadimos el huevo y mezclamos bien. En otro bol revolvemos la harina con el Nesquick, que iremos añadiendo poco a poco a la mezcla. Iremos amasando la masa, para que vaya aceptando la "harina".  Repartimos la masa en dos, y la teñimos. Hacemos una bola con cada mitad y la metemos en una bolsa de plástico cada una.

Ahora se supone que viene lo de meterlo a refrigerar. Yo lo tuve una hora y después de cortarlo otra. Lo que pasa que se me amorfaron por completo en el horno. Las tuve 15 minutos en el horno. Por lo que al sacarlas, con un cortador redondo hice círculos. Tampoco es mala opción. Y las dejamos enfriar.



RESULTADO


Bueno, se me chafaron mis ideas para la decoración. No era una masa de colores, con sus formas y sus cosas. Tampoco eran lisas, así que no pude probar mi nuevo stencil. Pero... ¡saben a unicornio!
Y unos rotuladores de glase me dieron una idea para decorarlas. Volveré a probar otra vez, aunque con las proporciones de harina correctas. Y de todas formas, todas las "sobras" las tengo guardadas para un futuro proyectillo, a ver si sale.







 PELÍCULA

Como con animales fantásticos hemos empezado, ¿por qué no traer otro animal fantástico a la sección cinéfila? Damas, caballeros y buscadores de tesoros, os presento:


Se trata de "El laberinto del fauno", una película de Guillermo del Toro del año 2006. No se trata en realidad de una película de fantasía per se.


Personalmente me gustó bastante, aunque aún tengo pendiente una revisión de la película. Y la compra de su guión (disponible en la librería 8 y medio, por si a alguien le apetece regalármelo ;) Supongo que porque juega con dos planos diferentes: el de la realidad, con su crudeza y su tono gris, que además está ambientada en un periodo histórico duro como es la postguerra española. Y el de la fantasía de los seres mitológicos y las princesas de cuento. Juega a mezclar narrativamente los dos géneros, haciendo que las acciones de uno y otro plano tengan repercusión en el contrario. Y digo contrario porque los dos planos representan "realidades" opuestas. Es necesario el entrecomillado, porque parecería incongruente llamar realidad a la fantasía de la protagonista, la niña Ofelia. Pero ocurre que sí son realidades. Lo que pasa a su alrededor, el año 1944, la postguerra, la búsqueda de los maquis es una realidad. Pero también lo es que Ofelia sueña, quiere creer, desea un mundo mejor y necesita un refugio para evadirse. El mundo del fauno es necesario para construir la realidad de la identidad de Ofelia.

Pero claro, sin contar de qué va o cuál es el argumento todo esto es profundamente absurdo. Ofelia y su madre embarazada se trasladan a un pueblecito del Pirineo aragonés, donde está destacado el capitán de la policía franquista Vidal, el nuevo marido de la madre. Vidal está encargado de aplastar los últimos vestigios de la resistencia republicana y para ello usa cualquier método que pueda estar en su mano, y cualquiera incluye tortura o asesinato. Una noche, Ofelia descubre unas ruinas que conforman un laberinto y allí se encuentra el fauno que le revela que ella en realidad es la princesa Moanna, pero para poder regresar a su hogar debe pasar tres pruebas.

No hay que engañarse, la protagonista es una niña, pero estamos ante una película para adultos. Las escenas de violencia son explícitas y duras. Pero es que también lo fue la represión franquista.


Sin duda, el papel más complicado es el del fauno, si no, mirad el proceso de maquillaje:



El hombre detrás del fauno tenía que pasar por 5 horas de maquillaje todos los días. Las piernas del fauno son una especie de artilugio que ideó del Toro para que las pudiera mover el actor con sus propias piernas, que luego fueron eliminadas digitalmente.
Pero no fue la única complicación de este actor. Si le miráis bien la cara, se nota que es guiri. Y el asunto es que Doug Jones no sabe ni papa de español. Tenía que memorizar frases en un idioma que desconoce, pero es que también tenía que memorizar las de la niña, porque por lo visto con el traje puesto, no podía oírla. Además, le pidieron que se moviera como los zombies de Romero y su "El amanecer de los muertos".

Pero tampoco crean que Doug fue el único que sufrió durante el rodaje. Porque en la escena en la que la niña Ofelia (Ivana Barquero) pasa de rodillas por un túnel se hizo sangre en las rodillas, llegando a llorar de dolor.

La película tiene también alguna frikada, referencias a la anterior película del señor Guillermo: Hellboy. Aparecen dos de las hadas consevadas en la Agencia de Hellboy y el altar donde se encuentra el fauno también aparecía en la película.

Todas estas cosas llevaron a convertirla en una película aplaudida. Por lo visto, en Cannes recibió 22 minutos de aplausos, pero ya me contarán quién es el loco que se dedica a cronometrarlo. Tampoco ha sido el único premio que ha recibido. Fue nominada a varios Óscar (entre ellos mejor guión original y mejor película de habla no inglesa), pero solo acabó ganando 3: dirección artística, fotografía y maquillaje. Como para no.

Tampoco ésta vez voy a hacer un análisis extenso de la película, como ya he dicho, la tengo pendiente de revisar, pero la recomiendo. Y además, os dejo este video que me ha parecido muy interesante sobre el making off:


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