miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cookie dought-balls o "trufas de masa cruda de cookies"


Otra vez mi anónima amiga (algún día me vengaré y desvelaré más datos) me propone quedar para reposterizar. O puede que se lo propusiera yo. El caso es que nos reunimos en mi casa, sacamos los utensilios y después de investigar un poco sobre qué podíamos hacer, encontramos una receta a la que teníamos echado el ojo desde hacía mucho. Porque además, eran el re-work de una receta que ya he publicado en este blog. Y por re-work me refiero solo a estéticamente, porque la receta es otra. 

Es una adaptación de una de las recetas de Alma, que a su vez lo ha adaptado de un libro que no tengo y que me encantaría-me encantaría-me encantaría tener. (Por favooooooooor)


INGREDIENTES

-115 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
-60 gr. de azúcar blanco
-100 gr. de azúcar moreno (es importante el azúcar moreno, porque sin él la receta sabrá diferente, comprobado)
-2 cucharadas de leche semidesnatada
-135 gr. de harina
-1/2 cucharadita de sal
-100 gr. de chips de chocolate (compramos los de la marca Vahiné)
-1 cucharada de extracto de vainilla

Para la cobertura:
-chocolate negro para postres
-chocolate blanco para postres
-chocolate naranja (tiene sabor a naranja)
-decoraciones: bolitas, azúcar morado, sprinkles rojos...


RECETA (¡No se necesita horno!)

Batimos la mantequilla con el azúcar (los dos tipos) un par de minutos, hasta que la mezcla se aclare. Añadimos la leche y la vainilla. Después, añadiremos la mezcla de la harina y el pellizquín de sal y batiremos hasta que sea homogénea. Echamos las chips de chocolate y ésta vez revolvemos con una cuchara (nada de batir, que podemos cargarnos los cachitos de chocolate)

Cuidadito, que ésta masa está para comérsela y como no lleva huevo... ñam
Metemos la bola en film de envolver comida, y a la nevera un mínimo de media hora

Sí, son mis uñas. Me encanta pintármelas de colores diferentes

Sacaremos nuestra bola de la nevera y haremos bolitas, del tamaño que nos plazca. Pensad que son para comer de forma individual, así que no tan grandes como para que sea demasiado ni tan pequeñas como para que sean ridículas.

Las pondremos a congelar 15 minutos. Derretiremos el chocolate, los candy melts o lo que sean. Y aquí viene un poco la madre del cordero de la receta. Hicimos diferentes intentos para que quedaran, al menos, correctos. El método final consistió en pinchar la bolita con un palillo y con ayuda de un segundo girarla para quitar el chocolate sobrante.Las dejamos en un plato cubierto con film y las decoramos. Más o menos.




RESULTADO

Están de vicio. Lo puedo decir con todas las letras, y eso que no suelo hacerlo. Aún ahora, escribiendo la receta, se me hace la boca agua. Recomendable 100%.  Salen unas cuantas bolas ¿sobre 40? y es casi doloroso despedirse de ellas, un gran dilema.

A mi me recuerdan a las bolas de Dragón
Ahora, eso sí, son laboriosas de hacer. Que si el chocolate se queda duro, que si se me cae la bolita, que si está quedando como un churro... Tuvimos la suerte de que se pasó por casa otra amiga (que también quedará en al anonimato) y descubrimos que la mejor forma de llevarlos a cabo es en cadena. Una untaba las bolitas, otra les quitaba el sobrante y la última los decoraba. Aún así, caben muchas mejoras, porque nos quedaron un montón de rebabas. 


Por otro lado, aproveché el sobrante de chocolate negro para bañar un par de cerezas que teníamos por casa que eran de huerta natural, no compradas (para que os hagáis una idea de hace cuánto que tengo almacenada esta entrada). Por cierto, las cerezas son probablemente las mejores que he comido nunca, y refirmo que fruta+chocolate es una de mis debilidades.

Dios... ¿dónde puedo conseguir más de esto?
Es que además es supermaja













PELÍCULA

Hacía mucho que no traía una película desarrollada como había previsto, pero acabo de ver una que se ha abierto un huequito en mi corazón. Antes de presentarla, quiero avisar de que es dura, pero también es tierna y preciosa. 

Se trata de:



Eso es, "Arrugas". Es una película de animación basada en un cómic del mismo nombre y dibujado y guionizado por Paco Roca.

Es una película, que como dice un amigo, si no te gusta es que no tienes alma. Emilio es un anciano (voy a dejarlo en anciano, porque si no, podemos embarcarnos en un debate sobre corrección política, términos adecuados y que viejos son los trapos) aquejado de Alzheimer y a quien su hijo deja en una residencia. Todos los ancianos de la residencia viven con miedo a que algún día los puedan trasladar al piso de arriba, donde "tienen" a los que no se pueden valer por si mismos, personas que más que personas parecen vegetales.

Emilio, el protagonista
Nos la puso la profesora y parte del ejercicio consistía en responder a una pregunta, ¿es una historia real o de ficción? . Ella estaba convencida de que es una historia real y mi pequeña guionista interior se enfadó. Ladies y gentlemans, que sea realista no quiere decir que sea real. Y lo traigo a colación porque es una historia muy realista, que con solo una pizca de empatía te pone los pelos de punta. Hace tiempo descubrí que existen dos colectivos que sacan las emociones a flor de piel. Los niños y los ancianos inspiran ternura. Es muy poco discutible (salvo que no tengas sentimientos y ésas cosas). Y el caso es que la película tiene momentos muy duros. Perder la propia identidad, aferrarse a ella, luchar para que no te consideren un "vegetal", luchar por conservar las ganas de vivir...

Es, además, alarmante un par de cosas respecto a la residencia, que debo destacar. La primera es que tienen piscina, pero por quedar bien, para vender una imagen de que son mejor de lo que son. Y la segunda viene a colación, cuando uno de los personajes antes eso responde:
-¿Crees que nosotros (los ancianos) somos los clientes? No, los clientes son los hijos y el gobierno.
El sabio a quien pertenece la reflexión
Y lo peor de todo es que suele tener razón. A pesar de todo, tengo que decir que en ningún momento se juzga negativamente a la gente que trabaja allí, si no a que para algunos dueños o gestores o lo que sea, una residencia no es más que un negocio.


Ahora, hablando de la peli en sí, es una adaptación dirigida por Ignacio Ferreras, producida por Perro Verde Films. Tengo que reconocer que a veces, peca de lenta. Pero tiene dos tipos de lentitud. Por un lado, la que viene inherente a la historia, es lenta, pero tiene que serlo. Porque estamos hablando de ancianos. cuya vitalidad está enlenteciendo, que se mueven más lento, que hablan más lento... Y que creo que es necesaria para entender la película. Pero por otro, adolece de una lentitud propia de un cómic. Y me explico, en formato historieta nos podemos permitir detenernos a ver cómo es la lagartija de la pared, pero no en una película, especialmente si estamos haciendo un flasback a la juventud, donde el ritmo narrativo debe ser más rápido. Al menos, si queremos darle un significado narrativo al ritmo, que creo que en este caso es una herramienta más para contar la historia.

Por cierto, la película ganó el Goya a la mejor película de animación (aunque a día de hoy tengo mis dudas sobre la legitimidad de apartar las categorías de película y película de animación, porque esa diferencia obra en detrimento de las películas de animación, poniéndolas en una categoría inferior) y también al de mejor guión adaptado. (Además de que el propio cómic ganó un porrón de diferentes premios).

Os dejo con una palabras del propio Paco Roca para presentaros la película:

Me planteé hacer esta historia por mis padres. Quería hablar sobre la vejez de las personas. Este es un tema demasiado amplio así que me centré en las residencias de ancianos. Al tratar este tema era imposible no hacerlo también sobre el alzheimer. Emilio, el protagonista, está inspirado en el padre de mi buen amigo MacDiego.


La portada del cómic




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