martes, 26 de abril de 2016

Bolas de dragón: pide un deseo

Han sido un regalo para mi pequeña betta-tester favorita. De hecho, estos cupcakes solo existen para ser convertidos en bolas de dragón. Porque sí, su serie favorita es Dragon Ball. Su frikada favorita es Dragon Ball. Y desde que vi unos cupcakes por ahí pensé que tenía que regalarle las puñeteras bolas de dragón. 

Originalmente la idea era un poco diferente, pero ante las dificultades técnicas (como que me faltaban ciertos ingredientes), las diseñé tal que así. Ciertamente me frustré un poco, porque creo que soy perfeccionista y me chafo cuando no sale exactamente como quiero...

Son de dulce de leche, porque resulta que mi hermana odia el chocolate. Y resulta que hace tiempo cogí una Degustabox (de la que os espero hablar un poco más adelante) en la que venía un tarro de dulce de leche y ¡qué mejor opción! Ya voy adelantando que solo con la existencia del dulce de leche en la caja ya me doy por dinero bien invertido.




Creo que le hicieron ilusión. Y bueno, mi sorpresa tenía segunda parte, también le hice mini-bolas de dragón. ¡Dobles bolas!






INGREDIENTES
-2 huevos
-220 gr. de azúcar blanco
-150 gr. de mantequilla
-1 pizquita de levadura química
-120 ml. de leche semidesnatada
-220 gr. de harina
-2 cucharadas de dulce de leche
-Fondant rojo para las estrellitas


RECETA

En un bol se mezcla la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar, batiendo bien. Hay que conseguir que tenga consistencia de crema. Se añaden los huevos mientras se bate. Hay que tamizar la harina y la levadura química, para volver a batir. En ese momento añadiremos la leche. A pesar de haber puesto una cantidad concreta, la leche es relativa, debes añadir lo justo para que la masa sea manejable. Ahora le añadiremos la leche condensada al gusto. Ten esto en cuenta si quieres teñir la masa, porque va a coger un color amarronado. La cantidad también depende de si quieres que sepan mucho, poco o muchísimo a dulce de leche.

Rellenaremos las cápsulas como mucho hasta su 2/3 de su capacidad y las meteremos al horno alrededor de 20 minutos. Creo que esto ya lo he dicho en otro post, pero es importante poner calor por arriba y abajo, y sin ventilador. Que luego el resultado es rarito.

Una vez sacadas del horno es recomendable dejarlas enfriar en una rejilla (que evita que se queden pegajositas por debajo). Una vez frías, procederemos a estirar con el rodillo el fondant de color rojo. Una vez tengamos una capa muy fina (alrededor de 1-2 mm) cortaremos las estrellitas. Yo justo compré un cortador muy adecuado para ello, pero podría hacerse con paciencia y un cuchillo. Por último he pegado las estrellas al cupcake con dulce de leche, untándolas un poco y presionando sobre el bollo.



RESULTADO

Cuando se reúnen las Dragon Ball, que son 7, se puede invocar a un dragón que te concede un deseo. Pero una vez pedido, las bolas se convierten en simples piedras y se dispersan durante un año. ¿Alguien se anima a pedir un deseo?

Resulta que por lo visto (tendré que preguntar porqué) su favorita es la número 4.




No sé qué más decir. En cuanto a sabor, parece que le gustaron bastante... ¡Dulce de leche rules! os dejo con otras fotos:

                                        









Su personaje favorito:




Pero casi lo más mejor del mundo es que ¡hubo alguien que se dignó a probarlas! Sí, ese hermano que habitualmente echa pestes de cosas que no ha probado. Pero es que eran de dulce de leche y de ¡Dragon Ball!



Personalmente no he visto la serie, aunque ha marcado un antes y un después en la infancia de mucha gente. Mis hermanos la veían juntos antes de ir a clase (yo no me levantaría media hora antes para ver la tele por nada del mundo y mi historia con la tele y cuando era pequeña es un poco peculiar). También sospecho que tampoco me hubiera gustado demasiado, no es mi estilo, aunque reconozco que me se las canciones. Creo que nunca fui un adolescente. Fue un gran hito, uno de los pilares de muchos que se consideran frikis. 
Aquí la echaban en la autonómica, en EITB, en euskera. Y de hecho, conozco gente que a pesar de no tener ni papa de euskera la veía...
Os dejo con la intro en su "verdadero" idioma, como defenderemos muchos. XD




Quizá en algún momento edite el artículo, porque bueno, igual ha quedado un poco soso. De momento, es lo que hay.

P.D.: Se admiten comentarios nostálgicos

martes, 19 de abril de 2016

Bolitas de masa de galleta

Una vez más, vuelvo a preparar las mismas bolitas que tienen éxito una y otra vez. Funcionan muy bien, pero tengo que decir que el extracto de vainilla es necesario para conseguir que triunfen, porque si no, la sensación es "podrían haber estado taaaaaaaan de vicio...". También tuve ciertos problemas con los Candy Melts y el microondas, tengo que probar a calentarlos al baño maría, ver si consigo que el chocolate esté en estado líquido, porque tengo tantos proyectos para el chocolate...

La receta es la misma que las anteriores veces que he hecho cookie dough balls. Dioses... tengo que probar más recetas de ese libro...


Como las hice a la vez que las torrijas (ayudante de cocina incluido), los tempos se me pusieron tontos (especialmente porque tocaba reserva de cena). Pero os dejo con las fotos, que creo que me quedaron bastante chulas. Por una vez...








Bueno, un apunte sobre el color. No es rosa. Por mucho que lo parezca. En teoría es rojo. Sí, deslavado. Pero se lo comentáis a los señores de Candy Melt. 


jueves, 14 de abril de 2016

Cupcake de yogur con fracaso de centro

La razón de ser de estos cupcakes es un experimento fallido (¡cómo no!). Bueno, no. De 2.

Quería probar a hacer unos cupcakes con el centro de otro color. Pero a medio proceso me encontré con varios problemas. El primero es que no encuentro mis colorantes alimentarios, solo tengo el rojo extra que compré para que las cosas me quedaran rojas y no rosas (intentando demostrar que rosa no quiere decir siempre que sea mejor). El segundo, y no sé si más grave, es que a medio horneado me llamaron para preguntarme dónde estaba. Porque por lo visto tenía una reunión y  no me acordaba. Lo que supuso que abandonara a las pobres madalenillas a su suerte, en la nevera. Luego, a la vuelta, las cosas no salieron como deberían salir. Pero oye, estaban buenas.

El otro experimento que no salió bien fue mi intento de hacer cupcakes de colorintxus, con sprinkles. Pero... los sprinkles se descoloran y quedan del ya famoso color magrís. Digo famoso, porque en mi círculo es el color más repudiado. Ése que no es ni marrón ni gris. Esa cosa fea en la que se acaba convirtiendo todo.

Efectivamente, ése es el magrís

Por otra parte, tengo que explicar el porqué de que estos cupcakes sean de yogur. Y es que abrí la nevera, para hacerlas de algún sabor. Y desde una de las baldas me llamaban 3 yogures. El que fueran impares es la razón por la que son de yogur. No, no es un TOC. Es más bien, que mi hermano se come los yogures de 2 en 2, así que en teoría, le sobraba uno. Si no, uy pobre del que se atreva a robarle uno... Ahora, desconozco completamente porqué estaban impares... ¿ladronzuelos?, ¿Nuke?, ¿un duende?





INGREDIENTES
-2 huevos
-220 gr. de azúcar blanco
-150 gr. de mantequilla
-1 pizquita de levadura química
-120 ml. de leche semidesnatada
-220 gr. de harina
-1 yogur natural

-sobras de los cupcakes de dulce de leche teñidos de rojo y hechos en el señor sonriente.

RECETA
Aunque esta vez tenga la receta a mano (y la recuerde), casi que me la voy a ahorrar. Porque éste sería el espacio en el que os contara los secretos de cómo habrían de quedar tan maravillosos, cosa que evidentemente no ha ocurrido. La idea es que quedaran con un centro diferente en color y en sabor. Por eso usé las sobras de los cupcakes de dulce de leche.
En cambio, os dejo las fotos de cómo quedaron en realidad:





Se supone que el rojo no debería verse desde fuera, que tenía que haber quedado cubierto. Supongo, que si tengo ganas volveré a intentarlo, porque es un efecto que me gusta mucho.

El efecto en cuanto a sabor queda chulo y el sinónimo que sea de refrescante si hablamos de yogures. Estoy espesita... como el yogur...

Y como prometí que también iba a subir los fracasos para que alguien aprenda de ellos... pues aquí están. Juzguen ustedes mismos.

martes, 12 de abril de 2016

Galletas San Valentín II: galletas de cereza. O como caer en lo típico

Otro post antiguo del que solo guardo las fotos. Y los recuerdos. Son galletas de cereza que hice por San Valentín hace como dos años. Corazones y colorante rojo, todo demasiado típico. Y a veces, solo a veces, me gusta ser típica. Pero no lo volveré a repetir.

Recuerdo que estas galletas me gustaron mucho, adoro la cereza y en este caso usé pasta

Poco más que decir esta vez. Salvo que quizá, ¡anda mi horno está entero! No pasa lo mismo desde que la bestia pulula por casa. Le faltan los botoncitos de debajo de la hora. Y ya no es la hora correcta, porque no se puede poner en buena hora. Menudos sustos se da el bicho cada vez que activa sin querer la alarma...









Estaban especialmente buenas, sí señor. Prometo volver con entradas con más contenido.

viernes, 1 de abril de 2016

Pupcakes para Nuke

La bestia cumple hoy 1 tierno añito. Sigue siendo el terremoto de siempre, ése que muchas veces nos da verdaderos dolores de cabeza (sus aventuras y desventuras darían para todo un blog). Y francamente, no podía cumplir añitos en mejor fecha, el April's Fool. Por eso, para celebrar su cumple, he decidido hacerle unos pupcakes, aunque al menos hoy, no podrá comérselos. Como siempre, lo tenemos con el estómago demasiado funcionante...

PUPCAKES DE SALCHICHA (No podían ser de otra cosa, el bicho adora las salchichas, aunque si lo pienso bien, adora cualquier cosa que se pueda comer)


INGREDIENTES para 8 pupcakes
-1 huevo
-120 gr. de harina
-75 gr. de mantequilla
-1 chorrito de aceite de oliva
-2 salchichas
-1 cucharadita de levadura
-1 pizquita de sal


RECETA
No tiene mucho misterio: Se mezcla la mantequilla a temperatura ambiente con el huevo. Se añade la harina y la levadura y se bate bien. Se vuelve a batir con el aceite (cuidado que no sature). Y se le añaden las 2 salchichas cortadas en trocitos y el pellizquín de sal, dándole vueltas con una cuchara. Metemos al horno unos 20 minutos. Dejamos enfriar y... ¡voilà! Perro feliz.